José Antonio Reyes estuvo presente en el amistoso que el Sevilla y el Arsenal disputaron el sábado en Londres, un duelo que se saldó con un duro rejonazo en la moral de los de Lopetegui (6-0), pero que más allá del resultado sirvió para unir a dos clubes y dos aficiones en torno a la figura del desaparecido y genial ex futbolista de Utrera, que dejó una honda huella en ambas entidades.
El Sevilla invitó en la expedición a tierras británicas al padre del jugador que falleciera hace tres años en accidente de tráfico mientras volvía a su casa tras entrenar con el Extremadura. Paco Reyes, muy emocionado, vivió una jornada especial con muchos recuerdos del pasado del futbolista en el Arsenal, aunque en la época de Highbury, donde el equipo de Arsene Wenger conquistó con la ayuda de Reyes un título de la Premier League. Un equipo de ensueño, llamado “los invencibles”, como recordaba Cesc Fàbregas en una entrevista para la televisión oficial del club. “Yo tenía sólo 16 años y Reyes y su familia se portaron muy bien conmigo. La alegría que tenía, su risa… contagió a todos. No entendía nada, pero se ganó al grupo y fue muy importante para ayudar al equipo a ganar esa Premier. Había un gran equipo, Henry, Bergkamp… y con él, piernas frescas para decidir muchos partidos”, relata Cesc.
El padre de Reyes recibió el obsequio de dos camisetas, del Arsenal y del Sevilla, con los dorsales 9 y 10, que se intercambiaron los entrenadores de ambos equipos, Mikel Arteta y Julen Lopetegui. Y en el minuto 9 todo el estadio aplaudió en memoria de “José”, como la afición londinense llamaba a Reyes, el momento en que su imagen apareció en los videomarcadores. Justo cuando el joven Saka se internaba en el área y era derribado por Rekik en una carga que el asistente de la banda interpretó como penalti. Fue el origen del 1-0 y de la goleada posterior.
Fue el 6-0 el único ‘pero’ en clave sevillista al homenaje al futbolista que marcó el crecimiento del club. Siendo muy joven, en enero de 2003, era traspasado al Arsenal por 24 millones de euros, una inyección que permitió a su club de origen salir del atolladero económico y emprender el camino hacia la gloria.
Con la imagen del padre de Reyes llorando en el Emirates, el legado del utrerano quedaba muy por encima de ese 6-0 que tanto dolió a los sevillistas.
Ahora, en seis días, el Sevilla recordará a otro de sus mitos, Antonio Puerta, en el trofeo que lleva su nombre y que, recuperado tras la pandemia, disputará ante el Cádiz.