El Liverpool le baja los humos al Arsenal

El Liverpool avasalló de principio a fin al Arsenal de Arteta en Anfield para sumar su tercera victoria consecutiva y confirmar, por si hacía falta, que es el mejor equipo de Inglaterra con mucha diferencia sobre el resto. El Arsenal, que llegaba crecido a la cita, se fue empequeñecido y con la moral tocada, consciente de que le falta mucho cuajo para poder mirar a los ojos a una de las máquinas futbolísticas más rutilantes de los últimos tiempos.

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El vigente campeón de la Premier no tuvo piedad de los gunners, tibios y sin respuesta ante el vendaval de juego y de presión que se le vino encima de buenas a primeras. En un arranque de partido a cara de perro, con varias disputas y roces, el colegiado le perdonó la roja directa a Mané en el minuto 2 por un codazo muy claro a Tierney. Fue el principio del fin para los londinenses, sometidos sin remedio por el despliegue y el ritmo infernal de los reds.

El conjunto de Arteta vio un hilo de esperanza mediado el primer tiempo, cuando Lacazette, tras un mal rechace de Robertson, puso el 0-1 en la única vez que pudo salir a la contra (25’) en la primera parte. Fue un espejismo, porque tres minutos después Mané puso el empate aprovechando un disparo de Salah que dejó muerto en el área pequeña Leno.

En el intercambio de golpes quedó noqueado el Arsenal, obligado a subsistir en su área sin otro cometido que el de intentar salir vivo. Ni por esas. En el 2-1, Robertson le comió la tostada a Bellerín en el segundo palo aprovechando un centro desde la derecha de Alexander-Arnold. Un gol gestado por los laterales, ejemplo perfecto del repertorio ofensivo casi inabarcable del Liverpool.

Sin Thiago, ausente por lesión, el Liverpool sobresalió en todos los registros del juego ante un Arsenal en pañales. Los reds movieron el balón a velocidad supersónica, corrieron al contragolpe y el tridente, cada vez más engrasado, fue indetectable para David Luiz y compañía, que temblaban como flanes cada vez que tenían que salir jugando desde atrás.

El ajustado marcador fue lo único que mantuvo con vida al Arsenal, mejor dispuesto en la reanudación y con más colmillo desde la entrada de Ceballos, un futbolista que Arteta no puede permitirse reservar en el banquillo. Lacazette tuvo en sus botas el 2-2 en dos mano a mano muy claros pero se le hizo de noche ante Alisson.

El Arsenal creció tímidamente a partir de la batuta de Ceballos pero Klopp respondió al movimiento de Arteta haciendo debutar a Diogo Jota, un futbolista que ha caído de pie en Anfield. El portugués fue un tormento para Bellerín, erró dos ocasiones en 10 minutos y no perdonó a la tercera para sellar el 3-1 definitivo (88’). Demasiado Liverpool para el incipiente Arsenal de Arteta.