El Lyon magnifica su leyenda en la Champions


El primer cruce en la Champions League femenina entre dos equipos españoles llega en mala hora para el Atlético de Madrid, que este viernes debuta en los cuartos de final de la máxima competición continental de clubes ante el Barcelona en San Mamés (18.00, Gol TV) después de quedarse en cuadro debido al mazazo que hace dos semanas le propinó el coronavirus. El club rojiblanco, con cinco jugadoras aisladas tras contraer la covid-19, llega al encuentro medio cojo, con solo 14 futbolistas del primer equipo disponibles –más tres del filial– y tras completar cuatro escasos entrenamientos grupales en los últimos 13 días. Del sábado 8 de agosto al domingo 16 ninguna jugadora ni ningún miembro del cuadro técnico liderado por Dani González pisó la calle; todos estuvieron en cuarentena, con sesiones celebradas por videollamada. “Pedimos el aplazamiento [del encuentro a la UEFA], pero no lo han autorizado”, desveló la presidenta del club, Lola Romero, el miércoles a la agencia Efe.

El reto es mayúsculo para el Atleti, que no juega un partido desde el 1 de marzo –la Primera Iberdrola se canceló por la pandemia– porque tras la ola de positivos se suspendió el amistoso preparatorio que tenía agendado el 8 de agosto contra el Athletic en la ciudad deportiva del club vasco. A las bajas de las contagiadas –la delantera Charlyn, la volante Leicy Santos, la centrocampista Silvia Meseguer, la defensa Laia Aleixandri (cuatro titulares) y la también delantera Deyna Castellanos– se une la de la sancionada Ludmila, máxima asistente (nueve pases de gol entre todas las competiciones) y máxima goleadora del equipo esta campaña con diez tantos, los mismos que Charlyn y Ángela Sosa. Tampoco estará en el césped de San Mamés otra titular como Virginia Torrecilla, que está de baja después de ser operada con éxito de un tumor en la cabeza el pasado mayo.

“Ha sido un palo. Llegamos tras perder nueve días de entrenamiento después del parón. Merma nuestras opciones, pero tenemos ilusión por competir y plantar cara”, explica un empleado del club. El Atlético ha podido incluir solo a seis de sus ocho fichajes en la convocatoria –la portera Hedvig Lindahl, las defensas Alia Guagni y Merel van Dongen, las centrocampistas Jade Moore y Turid Knaak y la delantera Emelyne Laurent– después de que la UEFA haya permitido inscribir hasta seis nuevas jugadoras por los meses transcurridos desde el parón de la competición.

Las rojiblancas tienen enfrente a un coloso como el Barça, un equipo que lleva sin perder un partido desde el 18 de mayo de 2019, cuando el Olympique de Lyon, que ha ganado las últimas cuatro Champions, lo goleó 4-1 en la única final del torneo que ha alcanzado un club español. Las azulgrana, que aterrizan en Bilbao con toda la plantilla sana y tras vapulear a principios de agosto al Montpellier en dos duelos preparatorios (3-0 y 6-1), no han perdido contra el Atlético en los últimos cuatro encuentros que han disputado, con tres victorias y un empate. La última derrota data de febrero de 2019, con un doblete de Ludmila en las semifinales de la Copa del Rey (2-0).

El Barcelona, en fin, es un equipo ideado para ganar la Champions. El Atlético, su primer escollo en el formato a un partido de este año, que se disputa en Bilbao y San Sebastián –el ganador se enfrentará en semifinales al vencedor del Glasgow City-Wolsburgo–, perdió el pasado verano a su máxima goleadora, Jenni Hermoso, que fue pichichi de la Primera Iberdrola con el club madrileño y que después de quedar libre decidió regresar al Barça, donde ha logrado repetir esta campaña como mayor artillera del torneo con 23 tantos. En el verano de 2017, la entidad catalana también firmó a la defensa internacional Mapi León tras tres temporadas como colchonera. Tanto León como Hermoso estarán este viernes en el once del entrenador blaugrana, Lluis Cortès, que el martes avisó: “Las etiquetas de favoritos las dejo para la prensa. Nosotras somos mejores que el año pasado y estamos trabajando bien. El equipo está preparado para hacer un buen papel en Europa”. Con el País Vasco en emergencia sanitaria y el Atlético bajo mínimos, las rojiblancas tienen delante un Everest.


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