El Real Madrid echó por tierra sus escasas posibilidades de pelear la Liga al Barcelona con un empate sin goles en el Benito Villamarín ante el Betis que le deja a 9 puntos de distancia, un mundo ante el equipo de Xavi, tan discontinuo en el juego como implacable en las áreas.
La eficacia azulgrana a contrasta con la desaparición de la pegada del Madrid, que encadena dos partidos consecutivos sin ver puerta. Ante el Betis el equipo de Carlo Ancelotti cuajó otra actuación estéril en el área rival a pesar de mejorar sensiblemente su imagen respecto a la derrota contra el Barcelona.
A diferencia del Clásico, donde el Madrid no inquietó a Ter Stegen, está vez sí asomaron por el verde Vinicius, Valverde y Rodrygo. No hubo tantas noticias de Benzema, de nuevo errático y sin chispa merodeando la frontal y alejado del área en lo que viene siendo tendencia en el Madrid con la excepción de la goleada contra el Liverpool. El equipo de Ancelotti parece que agotó su munición en Anfield porque desde entonces solo ha contado un gol en los últimos tres partidos.
Gozó el Madrid de frecuentes y claras ocasiones pero ni por esas pudo batir a Bravo porque los delanteros tienen la mira totalmente desviada. El duelo, en todo caso, fue un correcalles vibrante, lleno de alternativas y en el que nunca se negoció el 100% de la intensidad. El Villamarín alumbró un partido estupendo del que salió feliz un Barcelona que cada vez tiene más cara de campeón.
Remontar una diferencia que se estira hasta los 9 puntos parece ya una quimera porque los de Xavi no fallan mientras el Madrid no encuentra la regularidad y va encadenando tropiezos cada vez con más frecuencia. A los blancos les queda siempre en la recámara su tradicional épica para buscar un nuevo milagro, pero LaLiga no es la Champions.
Con el título cada vez más lejos, al Madrid le asaltan las dudas mientras emerge el Liverpool, que lanzó un aviso a navegantes con una estruendosa goleada al United. A los blancos les queda la Copa, la Champions y esperar un milagro en LaLiga.