El Real Madrid en general, y Zidane en particular, jugaron con fuego ante la Real Sociedad y terminaron quemando sus aspiraciones en esta Copa del Rey. Los blancos, sin Casemiro, Carvajal, ni Hazard en la lista de convocados y con un once titular con hasta seis cambios respecto al pasado derbi, saltaron al césped con la confianza que daban los 21 partidos invictos hasta la fecha, pero con la ineficacia de los menos habituales como Militao, Brahim o James y lo terminaron pagando caro: una eliminación en Copa.
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Si hasta ahora los blancos habían destacado por hacer de su portería un fortín casi inexpugnable, eligieron el peor momento para derretirse en defensa. La Real Sociedad se marchó del Bernabéu con cuatro goles, que pudieron ser cinco de no ser porque le anularon el 0-2 momentáneo a Isak por fuera de juego, y dejaron al aire a un Real Madrid desconocido que volvió a perder tres meses y medio después.
Y es que saltó Zidane muy valiente ante una Real Sociedad que volvió a dejar claro que su estado de forma no es flor de un día, que han vuelto para quedarse, que quieren esta Copa y que terminaron por llevarse el gato al agua gracias al descaro de dos jóvenes que apuntan muy alto: Odegaard e Isak.
Odegaard, el vikingo
Para más inri, si cabe, el Real Madrid tuvo que ver como el noruego fue uno de sus verdugos.
Liberado de la cláusula del miedo, Odegaard fue quien ajustició a ‘los suyos’ y, por un momento, dejó de ser vikingo -de nacimiento y de afición- para ser txuri – urdin a todos los efectos, aunque no celebrara el gol por respeto a la que será su afición el curso que viene.
Se deja así el Real Madrid el primer título de la temporada. Lo hace por arriesgar demasiado. Las rotaciones y el pensar en el futuro estado físico de la plantilla llevan de nuevo a Zidane a seguir sin triunfar en la Copa. El francés jugó con fuego y sus aspiraciones en el torneo copero ya son cenizas.
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