El Madrid se destensa antes de la primera curva

Marcelo trata de proteger un balón ante el cadista Malbasic.
Marcelo trata de proteger un balón ante el cadista Malbasic.Bernat Armangue / AP

Más allá del fallo multiorgánico sufrido ante el Cádiz (0-1), el desplome del Madrid este sábado certificó la sospecha que ya habían dejado los partidos anteriores: la pérdida de equilibrio. Sobre este concepto, un mantra para Zidane en el éxito de la coronaliga, los blancos construyeron con el brillo justo y mucha eficacia el título pasado. Sin embargo, ese equipo hábil para domar los encuentros y saber esperar sus momentos se ha destensado. Donde antes mostraba fiabilidad, ahora exhibe dudas. La misma sensación que ofrecen los jugadores menos usados por el técnico, en la picota tras el zarandeo gaditano. El apagón general ante los andaluces apuntó, además, a un viejo pecado del vestuario, la falta de consistencia en la guerra de guerrillas que supone un torneo tan fatigoso, y que le ha llevado en las últimas tres décadas a repetir cumbre solo una vez. “Ellos han tenido más ganas”, advirtió Zidane.

En estos cinco primeros partidos, los blancos reciben 2,4 tiros más que en el final de la temporada pasada

A las conocidas dificultades del Madrid para agujerear la portería contraria (a cero en dos choques y solo seis tantos), se han sumado las grietas en su propio sistema defensivo. En estos cinco primeros duelos, ha recibido una media de 2,4 disparos más por partido (11,4 frente a los nueve del curso anterior), el mejor chivato de esta amenaza creciente. En cuatro de estos encuentros le tiraron más de diez veces, cuando en las diez jornadas finales del campeonato pasado eso solo ocurrió en la mitad de los compromisos. El Cádiz le castigó en 15 ocasiones y el Betis, en 16, cifras que no se dieron en todo el desconfinamiento veraniego. Courtois, casi la única certeza del Madrid en este arranque de curso, ha salido a varias intervenciones clave por actuación. Zizou, muy dado a repetir de forma mecánica frases de un día a otro, o de una campaña a otra, calcó en una semana la misma expresión después de vencer al Valladolid y Levante: “Courtois nos ha salvado”.

Zidane durante un partido de La Liga este mes. En vídeo, sus declaraciones tras el partido. (Foto: Reuters | Vídeo: Atlas)

Sin descanso posible para Casemiro

Las fisuras y la vuelta de vicios clásicos aparecen en el primer momento importante de la temporada, con el inicio de la Champions (se juega casi cada semana hasta diciembre) y el próximo desplazamiento al Camp Nou. En vista de un calendario tan apretado, que en el caso de los grandes prácticamente ha juntado el curso anterior con este, Zidane decidió dar descanso a Casemiro en dos de estos cinco primeros encuentros de Liga. Sin embargo, en ambas ocasiones no le quedó otra que rectificarse y dar pista al brasileño, el único sin un doble en la plantilla. En San Sebastián salió en la segunda parte y contra el Cádiz, tras el descanso para contener el derrumbe. Zizou dispuso el sábado un centro del campo de toque (Modric, Kroos e Isco) con la intención de abrir vías en la selva gaditana, pero el fracaso resultó absoluto. Ni pudieron progresar en ataque (Modric sufrió su récord de pérdidas en Liga: 12 en 45 minutos) ni supieron protegerse de las dentelladas visitantes hasta el intermedio. Nadie le había tirado más a puerta en casa al Madrid (5) en este torneo en una primera parte desde el Sevilla en 2017.

Ante el Cádiz, el vestuario blanco cayó en un viejo pecado: la inconsistencia en Liga

El apagón fue tan grande que la tarde arrancó en el minuto dos con un error grosero de Kroos en un pase dentro del área a Nacho que acabó con Sergio Ramos salvando el gol en la línea. Muchos de los titularísimos de ZZ fallaron y detrás hubo entre poco y nada. El gatillazo evidenció que la banda derecha sin Carvajal queda tartaja y que la izquierda es cada vez más de Mendy. El desplome señaló especialmente a los menos habituales, Isco, Lucas Vázquez, Nacho y ya Marcelo, todos ellos, además, muy del aprecio del entrenador, que evitó más cambios en el vestuario este verano con jugadores propiedad del club que estaban cedidos. En un sistema de rotación tan intensivo como el que aplica Zidane, la falta de certezas en una unidad B acentúa el vértigo. Y más si la unidad A no se ha distinguido en su carrera por la virtud de rendir en trayectos largos como la Liga. “Si no tienes ritmo en un partido de Primera es complicado”, recordó el técnico el sábado por la noche.

Hace justo un año, el Madrid salió malparado de su visita a Mallorca. Compareció con una alineación B (Odriozola, James, Militão y Jovic) y varios de ellos (los dos primeros, especialmente) acabaron en el trastero de los juguetes rotos. A los cuatro días, tuvo que ir a Estambul a disputar una final con el nombre de Mourinho pitándole en los oídos. Entonces logró agarrarse y terminó triunfando. Doce meses después, casi con la misma plantilla, una Liga conquistada y esta vez sin ningún nombre amenazante de momento sobre su cabeza, Zizou afronta el reto de otra cuadratura.


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