No hay un hueso en la Liga más duro que el Getafe. Al Athletic le tocó padecerlo en San Mamés. Son muchos los que intentan copiar la fórmula de los azulones, aunque casi nadie alcanza su perfección. Puede no resultar atractivo para el espectador neutral, pero nadie duda de su efectividad. Uno de los que se mueve en un estilo similar es precisamente el conjunto bilbaíno. Hace de la solidez su principal virtud, sin embargo se fue a topar con un cinturón negro en estas lides.
El Getafe lleva años puliendo el sistema. Sabe perfectamente lo que se hace y maniató al Athletic en todo momento. El maestro pudo con el alumno. Los leones quisieron, aunque no pudieron. El encuentro nunca tuvo el ritmo que desean los de Garitano cuando actúan en San Mamés. Se fue enmarañando. Los roces brotaban como las setas en temporada de lluvia. Iñigo con Deyverson, Raúl con Deyverson, Raúl con Etxeita, Iñigo con Mata…
Y mientras tanto el tiempo corría. El Getafe juntó sus líneas en 40 metros. Defendió a mucha distancia de la portería de Soria, sin embargo nunca quedó expuesto. El Athletic no imprimió la velocidad necesaria para ello. No sucedió demasiado en las áreas durante la primera mitad, pero el principal peligro corrió a cargo de los visitantes. Un cabezazo de Olivera tras un córner y la genialidad del 0-1 con Damián Suárez tirando paredes a diestro y siniestro.
Los madrileños sacaron petróleo de la nada. Llevan años haciéndolo con acierto y que les surta efecto no es fruto de la suerte. El Athletic, en cambio, solo tuvo el chut de Villalibre antes de llegar al descanso. El atasco fue evidente.
Bordalás y los suyos llevaron el partido al barro y allí disfrutaron. Están cómodos cuando se juega poco. El Getafe es un experto en detectar problemas. Escanea a su rival y lo destruye. En Bilbao, por ejemplo, castigó la inoperancia local para defender los saques de esquina. Por allí rozó el gol en el arranque y por allí obtuvo un penalti en los compases iniciales del segundo periodo. Mata acertó desde los once metros y el duelo prácticamente tocó a su fin.
Quedaban 40 minutos por delante, pero dos goles de desventaja cuando está enfrente el Getafe es como cuatro con cualquier otro equipo. El Athletic siempre quiso darle continuidad al juego, sin embargo era imposible. Se chocó una y otra vez con la muralla azulona. Con el ‘otro fútbol’. Cada vez que un visitante se veía desbordado hacía una falta. Cada disputa acababa con un futbolista getafense por los suelos, con gritos de tenor por si Alberola Rojas no se percataba de la situación.
San Mamés y el Athletic se fueron desquiciando por momentos viendo que no llegaba el tanto que pudiera meter a los leones de nuevo en el partido. La tropa de Garitano mordió el anzuelo. Incluso hubo un episodio de lucha grecorromana entre Yuri y Mata. El Getafe siguió a lo suyo. Defendiendo bien, aunque sin meterse en exceso en su área. También dejó en numerosas ocasiones a los delanteros locales en fuera de juego. A veces el mérito fue para la zaga, en otras hubo demérito de los atacantes. Williams cayó en la trampa y le anularon un gol por estar adelantado. Fue una tarde de impotencia pura. Dos estilos similares en la práctica, pero una ejecución más perfecta en el Getafe.
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