El megaproyecto de parque eólico planteado frente a las costas del Cap de Creus encoge. Los promotores de la instalación han variado su estrategia para capear el vendaval de críticas que despierta la idea de instalar en el mar hasta sesenta y cinco molinos de viento, de unos 250 metros de alto, a una veintena de kilómetros de la costa de Roses. Las intenciones de la sociedad formada entre Bluefloat Energy y Sener Renewable Investments pasan ahora por presentar un parque experimental, mucho más pequeño, que sirva de banco de pruebas y ayude a enjuagar recelos sobre el impacto que puede tener una ristra de molinos flotando en el mar.
El rediseñado Parque Tramuntana se plantea como una instalación eólica de tres aerogeneradores y 50 megavatios de potencia. El boceto original contemplaba, solo en la primera fase del despliegue, una generación energética potencial diez veces superior, unos 500 MW que equivaldrían a cubrir el 45% de la demanda eléctrica actual de toda la provincia de Girona.
La plataforma Stop Macroparc Eòlic Marí ha sido muy activa liderando la oposición al megaparque. Sus voces de alerta sobre el impacto que tendrían los molinos en el paisaje, en la fauna del entorno, en la pesca y en el turismo han logrado sumar 20.000 firmas de aval y el apoyo de una veintena de ayuntamientos. El replanteamiento del proyecto supone una pequeña tregua para el frente opositor, pero los promotores avanzan que el debate no está cerrado. Ni mucho menos.
La idea de la sociedad promotora es que el parque piloto de tres aerogeneradores genere, de entrada, un mayor consenso entre vecinos y entidades de la zona del Empordà. Luego, una vez los tres molinos estén operativos, se tendrá un ejemplo real y empírico de los efectos que causa en el entorno la energía eólica marina. Las empresas sostienen que, para entonces, habrá quedado demostrado que no tiene sentido oponerse a una fuente de energía limpia e inocua.
“El parque eólico Tramuntana se hará, sin ninguna duda”, señala una fuente conocedora del proyecto. Las empresas promotoras aseguran que, pese al cambio de estrategia para ganar complicidades, en ningún caso renuncian al proyecto original. Contemplan desplegar todo el proyecto en dos etapas. Una primera fase comercial, con 30 aerogeneradores que darían una capacidad de casi 500 MW, y, luego, una segunda fase con otras 35 turbinas, que procurarían otros 500 MW de potencia.
Actualmente, Cataluña tiene instalados 811 molinos, que producen 1.200 megavatios de electricidad. La Generalitat se ha comprometido a que en 2030 el 50% del consumo de electricidad provenga de origen renovable.
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