Sólo entrevisté una vez al gran Wilt Chamberlain, Fue en el All Star de Miami del año 1990, cuando él tenía 54 años y aún conservaba un físico espectacular. Estuvo muy amable y, ahora, a vuela pluma, sólo recuerdo una pregunta: “Wilt, in your particular opinion: ¿quién ha sido el mejor jugador de la NBA?”. Y Chamberlain, sin vacilar, a pesar de la plena efervescencia de Jordan, me contestó: “Magic Johnson, no doubt about it”
Es una cuestión tan vieja como el propio periodismo: ¿Quién ha sido el mejor escritor, músico, actor o deportista? Es una cuestión tan fascinante, que aun siendo subjetiva, genera multitud de controversias. Y, claro está, el universal juego del baloncesto también está abocado al debate: ¿Quién ha sido el mejor jugador de todos los tiempos?
Han pasado 33 años desde aquella conversación con Chamberlain que moriría al cabo de nueve años; Michael Jordan ganaría seis títulos en seis finales, y Kobe Bryant y LeBron James llenarían su hueco en la constelación estelar de la NBA.
Y ahora, queridos lectores, os voy a dar mi opinión, por si a alguien le pudiera interesar. Yo aún hoy pienso que el mejor jugador de la historia ha sido, es y será… Magic Johnson. Por su enorme calidad en la pista: un 2,05 jugando de base en aquellos felices ochenta; por su maravillosa visión del juego; por su determinación en los momentos complicados; y porque hacía mejor a sus compañeros. Pero donde Magic establecía diferencias era fuera de la pista. Amigos, ¡lo dominaba todo!
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Para prueba de una afirmación tan contundente vaya esta pequeña anécdota. Dos horas antes de un partido en el Forum de Inglewood yo ya estaba allí plantado con mi cameraman, a la que saltaba. Llegó Magic con su coche y aparcó cerca de The Club, por donde entraban VIPS y jugadores. El conserje era un señor mayor, un jubilado -algo habitual en los Estados Unidos, sobre todo en museos- y hete aquí que Johnson se paró a hablar con él por espacio de… ¡quince minutos! Esperé pacientemente y al terminar le pregunté al hombre sobre qué habían conversado. “Sí -me respondió- es que mi mujer está enferma y Magic siempre me pregunta por ella”. ¿Alguien se imagina -seré malo- a Messi o Cristiano Ronaldo haciendo lo propio? ¿O incluso a Bird, Jordan o LeBron? Difícil. Y lo que quiero demostrar con esta anécdota es el nivel humano y el liderazgo que tenía Magic.
Me remonto ahora a las finales del 91. Las primeras que ganó Jordan, las últimas que jugó Magic. La lesión de James Worthy fue fundamental y, a pesar de la gran actuación de Vlade Divac, los Bulls ganaron 4 a 1, con el quinto y último partido en el Forum. Al acabar el match decisivo, Magic atendió a la prensa en los pasillos del vestuario durante más de media hora. ¡Más de 30 minutos después de haber perdido unas Finales! ¿Alguien me puede referir algún ejemplo parecido?
Yo entiendo perfectamente que haya quien me diga que Mike o LeBron, e incluso Kobe, han sido mejores que Magic. Y probablemente estaremos de acuerdo en muchas cosas. Jordan era un atacante maravilloso y llegó a ser también el mejor defensor de la liga. LeBron es una fuerza de la naturaleza con una capacidad anotadora -lo acabamos de comprobar- a prueba de años y rivales. Y Kobe… Kobe era una maravilla. Verlo jugar a pie de pista; verlo intuir la jugada venidera, como si fuera un jugador de ajedrez; amigos, ¡esto no tiene precio!
Pero aun estando de acuerdo en todo, yo reitero y nadie me sacará de mi convicción: Magic Johnson es el mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos.