El ministro de Defensa de Brasil pide acceso a los códigos secretos de las urnas electrónicas

El ministro de Defensa de Brasil pide acceso a los códigos secretos de las urnas electrónicas

El general en la reserva que dirige el Ministerio de defensa brasileño, Paulo Sérgio Nogueira, ha enviado una comunicación oficial de urgencia a las autoridades electorales en las que reclama acceso para las Fuerzas Armadas al código fuente de las urnas electrónicas, es decir, a los códigos secretos que las hacen funcionar y después recuentan los votos. La petición, hecha el lunes, se ha conocido este martes. La solicitud muestra la creciente —e inédita hasta ahora— implicación de las Fuerzas Armadas en la supervisión del sistema de votación que Brasil adoptó hace un cuarto de siglo y que el presidente, Jair Bolsonaro, cuestiona de manera sistemática con sospechas de fraude.

La petición del ministro Nogueira al Tribunal Superior Electoral lleva el sello de “urgentísimo”. Los militares piden oficialmente tener acceso entre los días 2 y 12 de agosto a una información secreta que, de todos modos, pueden consultar desde hace meses, según el diario Folha de S.Paulo. La campaña empieza oficialmente el 16 de agosto. En junio, los miliares ya revisaron el sistema y reclamaron una serie de informaciones técnicas, cuando durante las últimas décadas su participación en los comicios ha sido colaborar en la logística para que todo brasileño pudiera votar.

A exactamente dos meses de que Brasil vote en los comicios más reñidos de los últimos tiempos, las informaciones sobre los detalles técnicos de las urnas electrónicas y su seguridad comparten protagonismo en el debate público con un manifiesto a favor de la democracia (e indirectamente contra el discurso golpista de Bolsonaro) que han firmado los principales banqueros del país, junto a una amplia representación del empresariado y la sociedad, en total, más de 600.000 personas.

Las Fuerzas Armadas pueden consultar el código fuente y otros detalles técnicos en la sede del tribunal electoral en Brasilia desde octubre pasado porque son una de las instituciones fiscalizadoras de las próximas elecciones. Otros organismos con la misma potestad son La Policía Federal, la Fiscalía, el Colegio de Abogados o el Partido el electoral y las formaciones políticas que concurren, incluido el Partido Liberal de Bolsonaro.

La primera vuelta electoral está prevista para el 2 de octubre y, si el panorama no cambia radicalmente, será un mano a mano entre Lula da Silva y Bolsonaro. El fundador del Partido de los Trabajadores (PT) goza de una sólida ventaja entre el electorado, según los múltiples sondeos. Muestra de lo polarizado que está Brasil es que dos tercios de los electores aseguran que tienen ya decidido su voto. Si nadie logra la mitad más uno, se celebrará una segunda vuelta el 28 de octubre.

Bolsonaro lleva más de un año embarcado en una campaña para sembrar dudas sobre la capacidad del sistema de votación de detectar un posible fraude, asunto para el que recientemente convocó al cuerpo diplomático acreditado en Brasilia. Es un viejo discurso en el repertorio del veterano Bolsonaro. Pero ahora que ha adquirido una dimensión y un impacto político enorme agita las dudas desde la Presidencia de la República y porque Donald Trump y los republicanos han logrado que cale entre millones de estadounidenses la gran mentira pese a que los tribunales no vieron irregularidades en las elecciones que perdió el magnate.

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El ultraderechista reclama que los votantes reciban un comprobante impreso del voto emitido por medios electrónicos, una posibilidad que el Congreso brasileño rechazó hace unos meses.

Las urnas electrónicas era un orgullo de los brasileños hasta que Bolsonaro las convirtió en objeto de una campaña de desprestigio. Ahora es un elemento divisor más en la polarización política. Basta preguntar por el sistema de voto para saber si uno se inclina por votar a Bolsonaro o a Lula. Para disipar cualquier duda, el Tribunal Electoral invitó a los uniformados a un proceso de fiscalización en el piratas informáticos participan para intentar reventar el sistema (empeño en el que los hackers fracasan en cada elección).

Hasta ahora, la participación militar en los comicios brasileños se limitaba a llevar las urnas electrónicas hasta los rincones más remotos del país y protagonizar la estampa preferida para ilustrar los comicios en la prensa de buena parte del mundo.

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