Es infrecuente que un ministro admita errores en su gestión; más aún, un ministro de un sistema autoritario. Y sin embargo, eso acaba de suceder en Irán. El titular de Educación, Mohsen Haji Mirzai, se ha visto obligado a pedir disculpas ante el malestar suscitado por la desaparición de las niñas en la portada del libro de Matemáticas de tercero de primaria.
Hasta este curso, el dibujo que ilustraba ese manual destinado a críos de nueve años mostraba a tres niños y dos niñas (estas con la cabeza cubierta, según las exigencias de la República Islámica) haciendo cálculos geométricos bajo un árbol. Sin embargo, cuando se distribuyeron los nuevos textos al inicio de las clases el mes pasado, las dos niñas habían desaparecido de la escena.
Muchos padres vieron en el gesto un intento de hacer a las niñas invisibles en un país cuyas leyes aún discriminan a las mujeres en el divorcio, la custodia de los hijos o la herencia, entre otros, además de obligarles a ocultar en público el cabello y las formas del cuerpo. Por su parte, Nasim Bahary, la artista que diseñó la portada original en 2013, mostró su sorpresa porque entonces ya acató “numerosas órdenes de censura”.
El malestar se hizo evidente de inmediato en las redes sociales, donde se lanzó una campaña para cambiar el dibujo bajo la etiqueta “las mujeres no pueden eliminarse”. Desde esas tribunas se recordaba a la fallecida matemática iraní Maryam Mirzakhani, quien en 2014 se convirtió en la única mujer que ha obtenido la prestigiosa Medalla Fields, el equivalente de un inexistente Nobel de Matemáticas.
“Hija mía: pega la foto de Mirzakhani en la portada del libro y siéntete orgullosa de ser una chica”, alentaba a su hija en Instagram Ebrahim Asgharzadeh, uno de los líderes de la toma de la Embajada de Estados Unidos en 1979. El político, que desde entonces ha lamentado aquella acción, también denuncia que “la política de eliminación [de las mujeres] y la segregación de género han tocado fondo”.
“La decisión fue una falta de tacto; por ello pedimos disculpas y la corregiremos”, ha terminado admitiendo el ministro de Educación después de que su departamento justificara el cambio porque la escena estaba “saturada”. No obstante, Mirzai insiste en que “hoy en día, ninguna niña carece de acceso a la educación en ninguna parte del país” y pone como ejemplo que muchas chicas participan en las olimpiadas de matemáticas y ciencias.
De igual modo, la vicepresidenta para Asuntos de la Mujer y la Familia, Masumeh Ebtekar, ha recordado en Twitter que, si bien el libro de Matemáticas de tercero solo muestra a niños en la portada, el de Ciencias del mismo curso tiene una foto de tres niñas. Tal vez ese sea el problema. La mayoría de los textos escolares iraníes muestran a chicos o a chicas, rara vez a ambos sexos juntos, lo que normaliza la segregación desde edades muy tempranas.
A pesar de la escolarización generalizada y del acceso a la universidad (donde la presencia de las mujeres se estima en el 60% del alumnado), los libros y las leyes siguen promoviendo valores tradicionales. No se trata de una percepción feminista. Según una investigación sobre “el papel y la condición de las mujeres” en los manuales escolares iraníes del Centro de Estudios Culturales e Investigación en Humanidades en 2007, apenas un 16% de los más de tres mil nombres utilizados en ellos eran femeninos, solo había 37 mujeres entre las 782 figuras relevantes mencionadas en las lecciones y aparecía una única mujer entre las 122 personalidades citadas.