Mientras la UE despliega todos sus recursos diplomáticos para que Hungría apoye la prohibición de las importaciones de petróleo ruso, con una visita exprés este lunes a Budapest de Ursula von der Leyen incluida, el ministro húngaro de Asuntos Exteriores y Comercio, Péter Szijjártó, insiste impertérrito en que su país no votará a favor a menos que Bruselas le ofrezca “una solución” a los costes necesarios para lograr la independencia energética. Szijjártó (Komáron, 43 años) rechaza que su veto proteja los intereses de Rusia, su histórico aliado: “Estamos acostumbrados; siempre se nos presenta como amigos de los rusos y espías de [Vladímir] Putin”.
Considerado en casa como el posible sucesor del populista ultraconservador Viktor Orbán, el canciller húngaro desdeña el proceso iniciado por la Comisión Europea para bloquear los fondos europeos a su país por el deterioro del Estado de derecho, que considera un “chantaje”. “No pueden digerir que somos un Gobierno de derechas, exitoso y patriótico”, afirmaba este martes en el consulado de su país en Málaga, tras asistir a una conferencia internacional sobre terrorismo.
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Pregunta. ¿Cómo van las conversaciones sobre el embargo del petróleo ruso?
Respuesta. Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE llegaron a un acuerdo en Versalles que dejó claro que los europeos queremos diversificar las fuentes y el suministro energético para deshacernos de este alto nivel de dependencia de la energía rusa. Pero debe hacerse teniendo en cuenta las muy diversas estructuras energéticas de los países. Hungría no tiene salida al mar y, debido a la determinación histórica de la infraestructura, dependemos del gas y el petróleo rusos. Esta propuesta de la Comisión nos crea un enorme problema. Nuestra refinería está diseñada para el petróleo ruso. Para refinar otro, tendríamos que hacer inversiones de entre 500 y 550 millones de euros que llevarían unos cuatro años. Para sustituir el oleoducto desde Rusia, hay que ampliar la capacidad del que viene del mar Adriático, lo que supondría 200 millones de euros y no se sabe cuánto tiempo. El aumento del precio del gas en Hungría sería del 55%. Lo que le dijimos a la presidenta de la Comisión este lunes fue que su propuesta nos crea un problema. No podemos votar a favor a menos que nos ofrezcan una solución.
P. ¿Qué solución buscan?
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R. Para financiar el cambio de tecnología en las refinerías, para que la capacidad se incremente por el oleoducto en Croacia, alguien tiene que pagar. Y también hay que pagar el proceso de modernización de todo el sistema energético para evitar el aumento del 55% de los precios, que es insoportable para la población. Hasta ahora no se ha presentado un plan de este tipo. Lo racional sería que la prohibición a las importaciones de petróleo de Rusia se hiciera sobre las entregas marítimas. Pero las entregas por oleoducto deben estar exentas.
P. En cuanto al dinero, el alto representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, advirtió de que cualquier intento de asociar el embargo al fondo de recuperación sería inaceptable. ¿Ha habido alguna vinculación?
R. Absolutamente ninguna. En caso de prohibición del petróleo, nuestro sistema energético debería modificarse totalmente, y eso costaría dinero. Pero eso no tiene nada que ver con otras cuestiones.
P. ¿Le preocupa que su negativa a respaldar el plan de sanciones pueda retratarles como el aval de Putin en la UE?
R. Esta propuesta nos causaría mucho más daño a nosotros que a los rusos. Para nosotros es una cuestión húngara y no rusa. Nos hemos acostumbrado a que, hagamos lo que hagamos, digamos lo que digamos —aunque otros sientan lo mismo, pero no lo digan en voz alta—, siempre se nos presenta como amigos de los rusos y espías de Putin.
P. ¿Cuál es su relación con Putin en este momento?
R. Antes teníamos una relación pragmática. Desde que estalló la guerra, el primer ministro [Viktor Orbán] ha tenido una conversación con el presidente Putin por iniciativa de este [tras la victoria electoral de Fidesz, el partido mayoritario en Hungría, el 3 de abril]. Y básicamente, eso es todo. El primer ministro ofreció Budapest para acoger cualquier conversación de paz. Esta guerra supone un grave riesgo para la seguridad de Hungría. Hemos condenado la agresión militar de la Federación Rusa contra Ucrania. Estamos a favor de Ucrania, sin duda. Y actualmente estamos llevando a cabo el mayor esfuerzo humanitario de la historia: somos un país de menos de 10 millones de habitantes, pero el número de refugiados que han llegado desde Ucrania hasta ahora ha alcanzado los 700.000.
P. Pero la mayoría se va después. ¿Cuántos se quedan?
R. Después de un tiempo, una parte se va, otra se queda. [Los segundos] están en los 100.000.
P. Los recientes ataques en la región ucrania de Transcarpatia, con una importante minoría húngara, ¿les han hecho reconsiderar su decisión de no enviar armas?
R. No queremos que la frontera húngaro-ucrania sea un escenario de entrega de armas. Esos ataques fueron a rutas y almacenes de armas. No enviaremos y no permitiremos el tránsito de armas a través de Hungría.
P. ¿Cómo es su relación con Ucrania? Hace unos días, un alto cargo ucranio sugirió que Putin había advertido a Orbán de la invasión con antelación, y antes de eso el primer ministro de su país dijo que el presidente Volodímir Zelenski era un adversario.
R. Antes de la guerra, teníamos una relación no muy agradable debido a la continua violación de los derechos de la minoría húngara en Transcarpatia. Pero inmediatamente después de que estallara, pusimos todos estos problemas entre paréntesis. No fue agradable, por decir lo mínimo, que intentaran interferir en nuestra campaña electoral. Y este tipo de provocaciones, como la última que ha citado, de que lo sabíamos de antemano y queríamos ocupar parte de su territorio, son estúpidas. ¿Por qué nos critican? Porque no entregamos armas. No nos parece justo porque, mientras tanto, acogemos a todos sus refugiados y no queremos que nos den las gracias. Somos una nación cristiana, así que es obvio acoger a la gente que huye de la guerra.
P. En este caso sí, pero a los que huían de Siria no los acogieron.
R. Son cuestiones totalmente diferentes. Entre Siria y Hungría, hay al menos siete países seguros. Y esas personas, que atacaron nuestra frontera, no tenían ningún derecho a venir a Hungría.
Péter Szijjártó, durante la entrevista en el consulado de Hungría en Málaga, este martes.García Santos
P. Bruselas ha iniciado por primera vez el procedimiento para retener fondos comunitarios debido a la preocupación por el Estado de derecho en Hungría. ¿Cuál será su próximo paso?
R. Es un poco sospechoso que ganemos las elecciones de forma aplastante —las cuartas consecutivas con una mayoría de dos tercios, y con el 55% de los votos—, y dos días después, la Comisión haya puesto en marcha este procedimiento.
P. La Comisión había dicho que para no interferir en la campaña esperaría a después de las elecciones.
R. Todas estas alegaciones y acusaciones contra nosotros son puramente políticas. No deberían chantajearnos con este tipo de procedimientos legales. No pueden digerir que somos un Gobierno de derechas, exitoso y patriótico. Vamos en contra de la corriente liberal en muchos temas y tenemos el apoyo del pueblo. Nosotros entendemos que la democracia es cuando se cumple la voluntad del pueblo. Bruselas entiende que es cuando los liberales gobiernan. Sobre cuestiones concretas siempre estamos dispuestos a debatir, pero sobre percepciones no tiene sentido.
P. Las preocupaciones de la Comisión son muy concretas: la corrupción, la independencia de los jueces y la eficiencia de la Fiscalía.
R. Tenemos un crecimiento récord. Si hay una corrupción sistemática en un país, no se puede conseguir un crecimiento récord. No hay corrupción sistemática en Hungría. El poder judicial es libre.
P. En relación con el futuro de Europa, ¿qué opina sobre la reforma de los tratados y del fin de la unanimidad para tomar ciertas decisiones, que se están debatiendo?
R. La UE puede ser fuerte si los propios Estados miembros lo son. No creemos en los Estados Unidos de Europa, sino en la Unión Europea de los Estados miembros. La forma correcta de tomar decisiones es el consenso para no violar o no perjudicar los intereses de ningún Estado. Una vez que se avanza hacia un sistema mayoritario, los países más fuertes, con más influencia, pueden decidirlo todo. La unanimidad debe ser preservada.
P. Polonia se ha distanciado de ustedes porque considera que su posición es pro-Putin y el grupo de Visegrado [V-4: ambos países, más Eslovaquia y República Checa] está en suspenso. ¿Les preocupa quedar aislados y debilitados en la Unión Europea?
R. Entre Hungría y Polonia no hay amistad, hay una hermandad. Hay un número mucho mayor de asuntos en los que estamos de acuerdo. La fuerza de V-4 está en que cooperamos en cuestiones en las que tenemos un consenso, y en las que no, lo respetamos y lo dejamos de lado. Al estar la guerra en el punto de mira, todo está siendo más espectacular, más visible. Sobreviviremos.
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