EL PAÍS

El momento de las mujeres y una apuesta por el continuismo: el último mensaje de Sheinbaum como jefa de Gobierno con miras a 2024

Claudia Sheinbaum se ha despedido del cargo de jefa de Gobierno de Ciudad de México con un acto masivo en el Monumento a la Revolución para entrar de lleno en la contienda interna de Morena por la candidatura presidencial. Aunque la renuncia de Sheinbaum surtirá efectos a partir de mañana, cuando el Congreso capitalino formalice la separación, el de este jueves ha sido su último acto público con la investidura de mandataria de la ciudad. Sheinbaum ha asegurado que dará continuidad a las políticas de Andrés Manuel López Obrador, en un momento en que las corcholatas —los aspirantes— de Morena se disputan ante los electores el derecho a heredar el legado del líder izquierdista. “Dejo la gran tarea de gobernar a este digno pueblo de la ciudad para salir a encontrarme con el pueblo de México, para dar continuidad a la Cuarta transformación de la República, para hacer realidad que una mujer encabece los destinos de la nación”, ha dicho la mandataria, rodeada de los colaboradores de su gabinete y envuelta en gritos de “¡presidenta, presidenta!”. Sheinbaum también ha sustentado su mensaje de más de una hora en la revolución de las mujeres y su derecho a gobernar. “Nunca más un México donde estemos atrás, nunca más el ‘calladita te ves más bonita’, es tiempo de ser protagonistas de la historia. […] México ya no se escribe con ‘m’ de machismo. Se escribe con ‘m’ de madre y de mujer”, ha afirmado.

La mandataria cumple así el requisito establecido por la dirigencia de Morena de que los aspirantes a la candidatura presidencial renuncien a sus cargos como condición para participar en la contienda interna. A partir del próximo lunes, ella y el resto de corcholatas estarán habilitados para recorrer el país y promoverse de cara a la encuesta con la que se definirá quién es el aspirante mejor posicionado entre la población, según los lineamientos aprobados por el partido. El ahora excanciller, Marcelo Ebrard, ha sido el primero de los cuatro aspirantes morenistas en separarse de su cargo. La renuncia de Sheinbaum se formalizará una vez que el Congreso de Ciudad de México apruebe su licencia definitiva y designe a un mandatario sustituto, cargo que recaerá en Martí Batres, que hasta ahora se ha desempeñado como secretario de Gobierno. La mandataria se ha referido este jueves a él como un hombre honesto y que conoce la ciudad. Él, sentado cerca de donde ella hablaba, le agradeció la deferencia.

Sheinbaum es la única mujer en la contienda del partido oficialista. El Consejo Nacional de Morena aprobó ya los nombres de los seis personajes que estarán en la encuesta que se levantará a finales de agosto y cuyos resultados se darán a conocer el 6 de septiembre: la jefa de Gobierno se medirá con Ebrard; el secretario de Gobernación, Adán Augusto López; el senador Ricardo Monreal; el diputado del Partido del Trabajo Gerardo Fernández Noroña y el senador del Partido Verde Manuel Velasco. Sheinbaum ha convertido su desventaja numérica frente a los contendientes varones en una fortaleza, no solo como mujer, sino como digna sucesora de López Obrador, su único mentor. En un guiño a la filosofía del líder, la jefa de Gobierno ha utilizado como escenario el Monumento a la Revolución, donde descansan los restos del presidente demócrata Francisco I. Madero, el combatiente revolucionario Francisco Villa y el presidente obrerista Lázaro Cárdenas, próceres de la Tercera transformación, según la historiografía de López Obrador (la que él encabeza es la cuarta).

“Lo que está ocurriendo en México en estos casi cinco años bajo el liderazgo de López Obrador y por mandato popular es una ruptura con el viejo régimen”, ha dicho Sheinbaum. “Soy científica, pero hago política desde hace mucho tiempo, y la hago para transformar nuestro país, nuestra nación, nuestra patria, para que disminuyan las desigualdades, para erradicar la pobreza, para construir un país en paz. Me siento confiada en cumplir con el objetivo de nuestro movimiento: darle una verdadera continuidad a la transformación iniciada por el presidente López Obrador”, ha agregado.

La mandataria ha hecho un repaso por los logros de su gobierno en materia de seguridad, derechos para las mujeres, movilidad, infraestructura y educación. En el Monumento a la Revolución todo era una voz, un grito colectivo de su nombre, “¡Claudia!”, y el anhelo, “¡presidenta!”, así muchas veces, así muchos aplausos, una marea de gente soportando los 30 grados en una semana excepcionalmente calurosa, sudando la gota gorda a través de las playeras y gorras guindas que dicen “Morena”, 80.000 mil almas según la cuenta del Gobierno capitalino. Aquí todo fue uniformidad, la anhelada unidad; a las orillas, lo que no se ve, lo que desentona, lo heterogéneo: los camiones donde toda esta gente llegó de lejos, los líderes que ordenan a las bases, que las forman en filas, que les hablan con megáfonos, que les dan comida y agua y refrescos, que les entregan banderas, que los animan a gritar. Gracias, dice el maestro de ceremonias a través de una gran bocina, por venir a este “encuentro ciudadano”, que no campaña, que no mitin, si todavía no son tiempos electores.

La mandataria capitalina ha estado durante varios meses primera en las encuestas, una circunstancia que la ha vuelto la rival a vencer y también la ha puesto en el centro de los ataques de sus adversarios. Ella, no obstante, se ha mantenido hasta hoy en la estrategia de no confrontar a sus rivales dentro de Morena, administrando la ventaja. Este jueves no fue la excepción. Ignorando a las otras corcholatas, ha insistido en exaltar a López Obrador, la única figura importante en su discurso. “Nunca se nos debe olvidar, y con más razón por lo que viene ahora, que el triunfo en las urnas que obtuvimos ese histórico primero de julio de 2018 no fue un simple cambio de Administración. Somos parte de un movimiento nacional y popular que se fue tejiendo durante décadas de lucha, y que por decisión del pueblo de México llegó a cambiar el rumbo y el destino del país para construir un México con justicia, sin corrupción, con democracia y de la mano del mejor presidente de la historia moderna de México, Andrés Manuel López Obrador”, ha clamado Sheinbaum.

La mandataria ha hecho gala de los términos adoptados por el presidente: el “humanismo mexicano”, la “austeridad republicana”, el “mandar obedeciendo”, el “por el bien de todos primero los pobres”. “Ahí aprendimos nosotros”, ha dicho, con orgullo de estudiante. Sheinbaum renuncia a la jefatura de Gobierno un año antes de concluir el encargo, igual que hiciera López Obrador en 2005, cuando él dejó anticipadamente ese mismo puesto para contender por primera vez por la Presidencia de la República (se volvió mandatario hasta su tercer intento, en 2018). “En este periodo [de cinco años de gobierno] nunca nos mareamos, porque tenemos los ojos en la esperanza y la utopía, pero los pies bien puestos en tierra firme”, ha asegurado Sheinbaum, que ya se enfila, que ya camina los pasos de López Obrador.

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