El Mónaco desquicia al PSG y le araña un empate

Hasta ahora el PSG no había tenido dientes de sierra en su rendimiento, pero el Mónaco le generó las primeras dudas de la temporada. El club monegasco arrancó un meritorio empate en el Parque de los Príncipes (1-1) después de firmar un partido serio, sin perder el orden, comprometido pese al empuje final de un PSG sin ideas y en el que acabó sustituido Messi. A Christophe Galtier no le tembló el pulso, pero tampoco le sirvió para remontar. Neymar empató de penalti tras el 0-1 de Volland.

Se le atragantó al PSG el choque de principio a fin, más táctico que preciosista, cortocircuitado por un Mónaco que no se arrugó en la cancha del campeón. El problema del PSG es que no supo generar prácticamente ninguna ventaja para el tridente, aislado en ataque. No ayudó la ausencia de Vitinha por sanción. A Renato Sanches, su reemplazo, se nota que le falta un punto de cocción para ser titular en un equipo que ya se recita de memoria con Christophe Galtier.

Con el encuentro embarrado, fue el Mónaco el que más se remangó. Una pérdida aparentemente sin importancia de Messi propició un contragolpe letal de Golovin, que filtró un pase para que Volland sorprendiera por bajo a Donnarumma: 0-1. Se hizo daño el alemán en la acción, pero lo tragicómico fue que ocurrió por culpa de su alocada celebración. Decidido a rebatir la opinión general de que la liga francesa no tiene salsa ni atractivo, el Mónaco le puso picante a la noche.

Tan del revés le salieron las cosas al PSG que para colmo también tuvo la mala suerte de encontrarse con la madera. En dos ocasiones, pero en la misma jugada. Messi en la primera tentativa, Mbappé en el rechace. La falta de ingenio del cuadro parisino tuvo un responsable: Camara. Sustituto natural de Tchouaméni, anuló a su rival hasta que un penalti revisado por el VAR sobre Neymar cambió la dinámica. Mbappé ni rechistó. Ejecutó y marcó el brasileño.

Sin embargo, le faltó tiempo para remontar. El palo volvió a entrometerse en el camino del PSG tras un remate potente de Achraf. Fue lo más significativo de un segundo tiempo extraño, impotente para el cuadro local. Messi acabó sustituido, prueba de que no hay nadie intocable cuando las cosas van mal. No pasó nada, ni tampoco hubo malas caras, aunque el cambio tampoco propició el triunfo de un PSG que no tuvo su mejor noche.