Francia lo tiene claro: “Vamos, West Ham”, titula el diario L’Équipe. Si el AZ Alkmaar elimina al cuadro londinense en las semifinales de la Conference League, Holanda se adueñará del quinto puesto del ranking UEFA. Una clasificación a tener en cuenta, ya que permite a Francia disponer de hasta tres equipos en Champions. De perder esa posición, solo el campeón entraría directo en la máxima competición europea, mientras que el subcampeón tendría que jugar una ronda previa.
Hace años que Francia intenta rebatir a quienes sostienen que es una liga menor. Ocurre que se queda sin argumentos porque las cifras no engañan. Sus clubes se desmoronan en las competiciones continentales sin llegar a las instancias finales, un fracaso como modelo que obliga al análisis. Con la eliminación del Niza de la Conference League, no quedan ya representantes en Europa que puedan cambiar esta tendencia.
Francia no va bien. No tanto por una cuestión de talento como de mentalidad para triunfar. A las primeras de cambio, el PSG se vino abajo ante un Bayern que no asustaba como en otras ocasiones. El Marsella se quedó fuera de Europa tras acabar último en la fase de grupos de la Champions, incapaz de hacerse hueco entre el Tottenham, el Eintracht y el Sporting. Dos resultados sintomáticos de la falta de carácter de los clubes franceses.
En Europa League, más de lo mismo. El Rennes, el Mónaco y el Nantes se despidieron de forma prematura, en dieciseisavos de final de la competición. En la Conference League, el Niza defraudó al caer contra el Basilea. Tras el empate de la ida en Suiza, el partido de vuelta se resolvió en una prórroga con final aciago para el conjunto de Didier Digard. Era la última esperanza para Francia, que se queda otra temporada sin éxitos internacionales.
Inglaterra lidera el coeficiente UEFA. Le siguen España, Alemania e Italia, en este orden. Francia, quinta clasificada con 61.164 puntos, ve como le acecha peligrosamente Holanda, que suma 59.900 puntos. De fondo subyacen los problemas de la Ligue 1, una competición con futbolistas jóvenes y talentosos que emigran demasiado pronto. Una situación recurrente que deprecia notablemente la calidad del producto en Francia, abocada al abismo.