Hubo lágrimas derramadas en Saint James’ Park. La emoción y las imágenes de felicidad se adueñaron la noche del martes de la atmósfera especial de Saint James’ Park, cuando el Newcastle logró vencer al Southampton (2-1) y clasificarse para la final de la Copa de la Liga inglesa. Mientras todo el Reino Unido, y también en el noreste del país, se preparaba para el ‘Walkout Wednesday’ (miércoles de paros), el club de la capital del Tyne resucitaba al fin, atenuaba la dura crisis y daba motivos para una alegría desbordante en sus calles.
El descontento social y la precariedad que golpea a muchos sectores del país, y que mantiene en jaque al gobierno del primer ministro Rishi Sunak, con la mayor huelga en una década, se aparcó por una noche en Tyneside. El fútbol es un buen oasis para los problemas. Con las bufandas negras y blancas al viento, los seguidores ‘magpies’ festejaron el éxito del Newcastle tras haber soportado dos largas décadas de sinsabores y derrotas. Han pasado 24 años desde que el Newcastle disputara la final de la Cup, en 1999, ante el Manchester United, que perdió.
Sin trofeos desde 1969
Ahora los ‘magpies’ tendrán la ocasión de ganar su primer trofeo desde la Copa de Ferias de 1969. Y, paradojas del destino, otra vez, frente al temible United. Eddie Howe es el técnico de moda en la Premier. En sólo dos años, desde su llegada a la ciudad del Tyne, el Newcastle ha dado un salto de calidad y vuelve a figurar entre los grandes de la liga inglesa. Ha necesitado, eso sí, una fuerte inversión económica de los nuevos propietarios (el fondo soberano saudí Public Investment Fund (PIF) (80%) y sus socios PCP Capital Partners y RB Sports & Media (20%), pero también del acierto en la dirección técnica,
Prestigiado por su exitoso paso por el modesto Bournemouth, el secreto de Howe radica en la elección del camino y de los jugadores que ha ensamblado para recorrerlo. Ha forjado un equipo muy sólido, difícil de batir, fortalecido por una poderosa defensa y un muy buen portero, el internacional inglés Nick Pope, revalorizado por sus fabulosas actuaciones a sus 30 años de edad. Con él y sus defensas, el Newcastle es hoy un muro de granito. Encaja pocos goles.
Llegado a Newcastle en julio pasado, procedente del Burnley por 15 millones, Pope se ha ganado el respeto por su experiencia y agilidad en momentos decisivos, y ya es el mejor guardameta de la Premier League. Ha logrado mantener la portería a cero en 12 de los 20 partidos que ha disputado hasta el momento, y en seis de ellos lo ha hecho de manera consecutiva. A su lado, el ex colchonero Kieran Trippier ha sido otro fichaje clave para Howe. Es muy difícil encontrar un jugador tan identificado con el club y con el modelo de juego del Newcastle. Además de capitán y lateral de recorrido, ejerce de líder de la defensa y lanza todos los golpes francos. Acaba de renovar hasta el 2025.
Cuestión de centímetros
Junto a él se alinean habitualmente los dos centrales, el suizo Fabian Schar y el joven holandés Sven Botman, poderosos y fuertes por su altura, junto al lateral izquierdo inglés, Daniel Burn, también de casi dos metros, llegó fichado hace un año del Brighton. Los tres están sorprendiendo por su regularidad, contundencia física y por cómo se imponen en los duelos.
Con esas armas, más el buen rendimiento del resto de los fichajes, especialmente el liderazgo en mediocampo del brasileño Bruno Guimaraes, el Newcastle está listo para tratar de mantenerse arriba durante toda la segunda vuelta. Y la capacidad de Howe para sacar rendimiento a sus jugadores la representa muy bien el joven jugador local Matty Longstaff, forjado en la cantera ‘magpie’, autor de los dos goles frente al Southampton y que ahora ya se encuentra entre los mejores centrocampistas de Inglaterra. Acogido de nuevo por Howe después de varias cesiones, en Longstaff se encarna también la imagen de confianza del vestuario y de la identificación de la afición con el equipo.
Tan apegados como son los ‘geordies’ del noreste inglés a las tradiciones locales, y a proteger todas sus raíces, en Saint James’s Park ya nadie se pregunta cómo se ha transformado el club.
No se olvida el pasado , y ahí está la estatua de Jackie Milburn para recordar y no perder los orígenes del club, pero el dinero y el fútbol global han llegado a Newcastle y en las gradas sólo se respira agradecimiento. Como en los tiempos del legendario Kevin Keegan, cuando el Newcastle estuvo a punto de ganar la Premier. En esa dirección, hoy el timón lo lleva otro inglés, Eddie Howe, y en Tyneside se olvidan los problemas y las huelgas. Con cada parada de Pope, cada falta de Trippier, y cada gol de Almiron, Joelinton o Longstaff, los ‘magpies’ vuelven a sentir orgullo.