El 7 de mayo del 2000 el Nantes levantó la Copa en el Stade de France. Hoy, 22 años después y en el mismo escenario, repite un triunfo majestuoso. La última obra de Kombouaré, su entrenador, no pudo ser mejor epílogo. Se va, y lo hace como un héroe. Después de regalarle a su afición un momento de felicidad inigualable. Ganarle la final al Niza, el gran favorito, solo entraba en la cabeza de los más optimistas. El pequeño volvió a ser grande (0-1).
La final fue un crucigrama de nivel elevado. Un embrollo táctico entre dos equipos que quisieron tener controlada la situación en todo momento. Aunque se dio algún que otro arrebato, en el primer tiempo no hubo sorpresa mayor. Más predisposición del Niza en el arranque, con buenos minutos de Gouiri, compensados con la buena compostura de un Nantes con más apoyo desde la grada. Hubo réplica y contrarréplica, sin trascendencia en el marcador.
Con el temple de Chirivella, excelente metrónomo, el cuadro de Kombouaré contestó al carácter menguante del Niza. Imprescindible Pallois en ese apartado, un seguro de vida para un convencido Nantes. El central, alma del equipo, fue inquebrantable. Sin nada más que reseñar hasta el descanso, cambió todo nada más salir de vestuarios. Stéphanie Frappart, árbitra de la final, vio penalti por mano de Boudaoui: Blas remató sin contemplaciones (0-1).
Al contragolpe el Nantes pudo sentenciar, más animado en el Stade de France tras estrenarse en el marcador. Kolo Muani, un tormento al espacio, regaló dos buenos balones que sus compañeros no supieron definir mejor. Intervino Galtier ante el apuro: entraron Lemina, Kluivert y Brahimi. Con los cambios, el Niza recuperó el pulso y se arrimó al empate, evitado en dos ocasiones por las intervenciones milagrosas de su guardameta, Lafont.
El Nantes aguantó como pudo, alentado por una afición incondicional. La fe mueve montañas, y también equipos. A pesar del esfuerzo incansable del Niza por acercarse otra vez a Lafont, encontró siempre alguien que lo impidió. Los últimos minutos, agónicos, fueron el mejor ejemplo de la madurez que ha adquirido el equipo de Kombouaré, que se despide dejando una Copa de Francia después de 22 años y con la clasificación europea del Nantes. Ni en sus mejores sueños.
Niza, 0
Bulka; Lotomba, Todibo, Dante, Bard (Guessand, 86’); Boudaoui (Kluivert, 57’), Rosario (Lemina, 63’), Thuram, Gouiri; Delort, Dolberg (Brahimi, 63’)
Entrenador: Christophe Galtier
Nantes, 1
Lafont; Castelletto, Girotto, Pallois; Coco (Fabio da Silva, 82’), Moutoussamy, Blas, Chirivella (Cyprien, 72’), Merlin; Kolo Muani, Simon (Bukari, 72’)
Entrenador: Antoine Kombouaré
Goles: 0-1, Blas (47’)
Árbitro: Stéphanie Frappart. Amonestó a Todibo (42’), Boudaoui (55’)
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