El Nápoles tiene tanta aura ya de campeón esta temporada que ya hasta gana por inercia. El ejemplo perfecto fue el duelo ante el Spezia, que a base de regalos le dio el partido a los de Spalletti (3-0), que se aprovecharon de los goles de Osimhen (2) y Kvaratskhelia.
El partido parecía que iba a costar más visto el primer tiempo. Tuvo poco espacio en campo rival el Nápoles para hacer daño. Construyó bien, tuvo el dominio del balón pero luego la cosa quedó ahí. Conectar con Kvaratskhelia, Osimhen y Lozano en situaciones prometedoras pareció ser imposible y eso repercutió en un primer tiempo sin ocasiones de gol más allá de un malentendido entre Caldara y Dragowski que casi termina en tanto en propia meta.
Ese error fue sintomático de lo que sucedió en la segunda mitad. Y es que el Spezia regaló el partido a pesar de sus esfuerzos. Spalletti sacudió su ataque, metiendo a Politano por Lozano, y a los segundos el italiano peleó una acción que terminó en un tonto penalti por mano cometido por Reca. Kvaratskhelia lo puso en la escuadra (47′).
De ese regalo, se llegó a los siguientes. Osimhen, al que le habían anulado un gol por una falta previa, se aprovechó de ellos para hacer el doblete. El primero de ellos saltando más que Dragowski en una mala salida del portero (68′) y a los pocos minutos, tras una pérdida del Spezia sacando el balón en la frontal, rematando el regalo de Kvaratskhelia en el pase de la muerte (73′).