El negocio silencioso de las empresas sanitarias durante la pandemia


Una de las muchas preguntas que suscita el nuevo hospital para pandemias que construye la Comunidad de Madrid es si estará listo a tiempo. La primera piedra fue puesta el 1 de julio y el objetivo es abrirlo en noviembre, es decir, solo cinco meses después. En el sitio de la obra sorprende que esta semana no hubiera actividad las 24 horas teniendo en cuenta que hay prisa para sumar sus 1.008 nuevas camas en caso de que se agrave la segunda ola de coronavirus. A las ocho de la tarde ya no quedan obreros en la parcela de 45.000 metros cuadrados en Valdebebas, al norte de Madrid. Pero la clave que quizás permita al Gobierno de Isabel Díaz Ayuso venderlo como un nuevo “milagro” es que serán seis edificios hechos en fábrica, un detalle escondido en la poca información disponible sobre el cuestionado proyecto.

El futuro hospital de Emergencias Isabel Zendal no convence a los críticos que lo ven como una operación de propaganda de Ayuso. Se preguntan si no es más efectivo ampliar la capacidad de los hospitales ya existentes o contratar rastreadores, si tendrá utilidad cuando pase la pandemia o de dónde saldrá su plantilla de sanitarios. Si existe un plan funcional que fundamente el proyecto, es aún hoy un secreto por descubrir.

Con la curva de contagios al alza las fotos del hospital aún en obras dan munición a los escépticos. El viernes de la semana pasada las obras avanzaban al 20%, según el consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero. Mientras, el ritmo de ingresos en los hospitales públicos se acelera. Este jueves había 1.033 enfermos de covid-19 en los hospitales públicos y concertados de la región, seis veces más que hace 20 días. La región contaba antes de la pandemia con 20.743 camas (13.654 públicas y 6.819 privadas) en sus plantas, según datos de la Comunidad.

Pero si la obra de un hospital tradicional de ese tamaño podía tardar casi dos años, este estará en pie mucho antes. La técnica de construcción por módulos prefabricados es la misma que China empleó en febrero para levantar en 10 días el hospital de 1.000 camas de Wuhan (allí, 7.000 obreros trabajaron las 24 horas de cada día). Esta forma de construir cada vez más popular supone que los componentes estructurales (módulos) son elaborados en una fábrica y luego transportados en vehículos para ser ensamblados como un Lego en el lugar donde se levantará el edificio.

En marzo, la presidenta Ayuso alardeó de haber conseguido un “milagro” por habilitar en 48 horas dos pabellones ya construidos del centro de convenciones Ifema con el fin de acoger a enfermos de covid-19. El nuevo hospital especializado en la pandemia ha sido presentado como una continuación del “éxito” de Ifema. Tendrá un coste de 50 millones de euros y será permanente, a diferencia de los hospitales de campaña construidos para la pandemia. La idea de la Comunidad es que sea usado para futuras pandemias y para cualquier crisis sanitaria o necesidad asistencial que surja.

El estreno debería producirse en noviembre, coincidiendo con los primeros brotes de gripe, según Miranda. Fuentes familiarizadas con el proyecto dicen que inicialmente la Comunidad quería tener el edificio listo el 1 de octubre.

Varias empresas participantes no quisieron dar detalles a este periódico alegando que han firmado una cláusula de confidencialidad. Terceras empresas consultadas dicen que el hospital Isabel Zendal es un proyecto único en la edificación de equipamientos públicos en España por sus dimensiones y prevista celeridad.

“En el sector estamos todos muy expectantes para saber si tienen el hospital a tiempo. Si lo consiguen será un hito”, dice el arquitecto hospitalario Maximià Torruella, director general de PMMT.

Si todo sale bien, correría mejor suerte que su vecino, el “donut” de Valdebebas, el edificio redondo que lleva abandonado desde 2010. La expresidenta Esperanza Aguirre lo ideó como uno de los inmuebles de la Ciudad de la Justicia, pero acabó como “hotel de lujo para conejos”, según la definición acuñada por Unidas Podemos.

“En el sector estamos todos muy expectantes para saber si tienen el hospital a tiempo. Si lo consiguen será un hito

Maximià Torruella, arquitecto hospitalario

La Comunidad otorgó la obra del hospital a dedo por la vía de contratos de emergencia a 14 empresas (seleccionadas de 49 invitadas). Los elegidos son, entre otros, cuatro estudios de arquitectura con experiencia en construcción de hospitales y grandes constructoras como Sacyr, Dragados, San José y Ferrovial. El director general de infraestructuras de la Comunidad, Alejo Joaquín Miranda, dice en una entrevista telemática que a pesar de que podían haber adjudicado todo el hospital a una sola empresa, la consejería ha querido velar por los principios de concurrencia e igualdad de trato de la ley, que invita a crear lotes en la contratación pública. “Se ha logrado la mayor concurrencia de la historia de un procedimiento de emergencia”, destaca.

Según la Comunidad, en la parcela ha habido tramos de trabajo de 24 horas repartidos en tres turnos. Ahora los obreros están en los talleres construyendo con hormigón y otros metales las fachadas, muros y elementos estructurales de los seis edificios (tres pabellones de hospitalización, un centro logístico, un centro administrativo y una central de instalaciones).

Un cuello de botella que ralentiza el progreso son los grandes equipos de climatización y reciclado del aire, hechos a medida. Es clave para que no haya retrasos el rol de Conurma, una consultora de ingeniería que coordina a las otras 13 empresas. Respecto a los futuros sanitarios de plantilla, el director de infraestructuras dice que la Comunidad estudia en este momento su plan de recursos humanos: “Cada crisis sanitaria requerirá un plan funcional concreto y una estrategia de recursos humanos diferente”.

Ya que se trata de actuar rápido, la Comunidad podía haber acortado tiempos construyendo un hospital prefabricado del tipo de campaña, con materiales de menor calidad y desmontable. Empresas de edificación prefabricada en España ofrecen la posibilidad de recurrir a módulos ya disponibles en stock que son comprados por catálogo. Gracias a esta agilidad, la pandemia ha supuesto un boom de nuevos hospitales prefabricados, unos con carácter permanente y otros efímeros.

En Cataluña la multinacional francesa Algeco ha ampliado el hospital Germans Trias i Pujol de Badalona con 3.930 nuevos metros cuadrados que han permitido aumentar la capacidad con 416 nuevas camas. El Gobierno argentino ha construido por su territorio 12 nuevos hospitales modulares de emergencia. En El Salvador, Panamá o Perú también están abriendo hospitales especiales para la pandemia.

Los líderes políticos han aprovechado estas aperturas para hacerse la foto. “Va a ser el mejor hospital de Latinoamérica para atender covid”, dijo el presidente salvadoreño Nayib Bukele al inaugurar en junio la primera fase de un centro que fue iniciado en marzo.

Otro motivo por el que el hospital de Madrid abrirá tan pronto es su sencillez. En España son habituales los hospitales generales, con decenas de especialidades en un solo edificio, y no este tipo de centros monotemáticos. El Isabel Zendal es visto por expertos consultados como un “hotel muy grande”, diáfano y poblado por hileras de camas. No serán necesarios equipamientos complejos ni otras consideraciones habituales en hospitales generales.

“Un hospital con cartera de servicios completa es el proyecto arquitectónico más complejo que existe, incluso más que un aeropuerto o un estadio deportivo”, dice el arquitecto hospitalario Emilio Sánchez-Horneros, consejero delegado del estudio TASH. El hospital Puerta de Hierro de Majadahonda, con una superficie cuatro veces mayor al Isabel Zendal, tardó cinco años en estar listo desde su proyecto en 2004 hasta el fin de la obra en 2008.

Mala prensa

Prefabricado ya no es sinónimo de baja calidad, una mala imagen simbolizada por los barracones escolares que han sido usados en España desde hace décadas. “Los barracones hicieron mucho daño a los niños que estudiaron en ellos 10 años en lugar de los seis meses previstos, y también afectaron a la reputación de las construcciones modulares por el uso indebido que de ellas se hizo”, dice Álvaro Maestro, director comercial de Algeco para la península Ibérica. Añade que los materiales y la estética han mejorado tanto que los edificios modulares pueden ser permanentes y levantados en la mitad de tiempo que un edificio tradicional.

En el sector dicen que en realidad no ha habido un gran avance tecnológico sino más bien un cambio de mentalidad. España ha estado abonada a la cultura del ladrillo mientras que países del norte de Europa o Estados Unidos llevan décadas preconstruyendo edificios en fábricas.

Las fuentes consultadas del sector hablan de una revolución en la construcción prefabricada en España que va a transformar el sector de la vivienda. Las casas prefabricadas están listas en tiempo récord y son necesarios menos obreros. “Podemos tener la estructura montada en seis días y entregar la llave en mano al cliente en solo cuatro meses, mientras que una construcción tradicional tarda un año”, dice José García, gerente de la empresa catalana Home Creation. Su empresa fabrica sus viviendas en Valencia y las transporta por carretera hasta el Vallés barcelonés, su principal mercado.

Otra ventaja de los edificios prefabricados es que pueden ser transformados más fácilmente. Esto podría ayudar a darle nuevos usos al Isabel Zendal en el futuro poscovid-19. “Probablemente habrá que reconvertirlo, al menos parcialmente”, opina Sánchez-Horneros. “Ojalá haya que reconvertirlo pronto”. Otros expertos son más pesimistas y creen que la siguiente pandemia vendrá más pronto de lo que creemos.

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