El lanzamiento en castellano de ‘Harry Potter y el legado maldito’. EPV
Los trenes mágicos nunca fallan. Se estima que cada 30 segundos un nuevo lector abre algún libro de Harry Potter: siempre encuentra un vagón esperándole, en el andén 9 ¾ de King’s Cross, listo para llevarle hacia una aventura extraordinaria. En el mundo real, en cambio, la puntualidad puede ser toda una magia. En 1990, J. K. Rowling viajaba desde Manchester precisamente hasta la estación londinense. En lugar de algún hechizo, su ferrocarril sufrió una avería. Aunque aquel retraso sí tuvo algo de encanto: la autora aprovechó para concebir la idea de un joven mago con un gran destino por delante. Cuando su tren retomó la marcha, el increíble periplo de Harry Potter también acababa de empezar.
Han pasado 26 años y la saga vuela cada vez más alto. Su octavo capítulo, Harry Potter y el legado maldito, se publica hoy en España y América Latina (Salamandra) rodeado de la expectación que merece la epopeya quizás más exitosa de la historia de la literatura. Librerías en toda España han preparado eventos especiales, algunas abrieron justo a la medianoche para que los lectores se pasaran la madrugada en Hogwarts y decenas de miles de fans han reservado ya su copia, no vaya a ser que se volatilice bajo alguna capa de invisibilidad. “Podemos decir que ya es un clásico de la literatura, como El señor de los anillos”, tercia Simone Regazzoni, profesor de Estética de la Universidad de Pavía y autor del libro Harry Potter y la filosofía.
“Su éxito se explica con dos elementos. Por un lado, un magistral desarrollo de una trama que implica y apasiona. Por otro, un mundo complejo, verdadero, construido hasta en sus más mínimos detalles”, agrega el profesor. Y Gemma Rovira, traductora en España de las novelas desde su quinta entrega, añade otra clave: “La sinceridad. Son libros honestos en el tratamiento de las emociones. No están edulcorados. Hay dudas y ambigüedad; rabia y odio no se disimulan”. Seguramente esos sentimientos son los que vienen experimentando las editoriales que rechazaron el primer manuscrito de la saga. Hasta que Bloosmbury se sacó de la chistera el sí más acertado de su historia.
Éxito colosal
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Portada de ‘Harry Potter y el legado maldito’. SALAMANDRA
Los números agrandan el triunfo: siete libros, con 450 millones de ejemplares vendidos; ocho películas, con 6.870 millones de ingresos, la mayor recaudación de la historia para una saga cinematográfica; además, parques temáticos, videojuegos y merchandising. Las novelas se han traducido a unos 70 idiomas y hasta se pueden leer las andanzas de Harrius Potter en latín. Aun así, los fans siguen sedientos. Así que en Reino Unido Harry Potter y el legado maldito estableció el mejor debut de la década para un libro; y, más en general, el volumen ya acumula ventas millonarias, allá donde se ha publicado. Mientras, la obra de teatro original no tardó ni un día en agotar los 175.000 billetes para sus primeras representaciones en el West End.
He aquí un matiz que conviene repetir: el octavo episodio no es una novela. Y lo que se publica en formato de libro es el libreto del montaje escénico. “Es un texto teatral, no está disfrazado de nada”, asevera Rovira. Ya puestos, ni siquiera está escrito por Rowling: la autora concibió la historia, junto con el director teatral John Tiffany y el dramaturgo Jack Thorne. Fue este último, sin embargo, el encargado de rellenar las páginas. “Es muy Rowling, me parece una continuación fluida en el estilo. Cambia el formato, son todos diálogos, pero recoge las tramas anteriores, incorpora personajes nuevos y a los antiguos se les reconoce muchísimo”, promete Rovira.
El libro recoge el guion de la obra de teatro que se representa en el West End de Londres
El libro arranca 19 años después de la séptima novela. El “niño que sobrevivió” es ahora un padre de familia, con un empleo en el ministerio de la Magia y problemas que ni sus hechizos pueden resolver: poco tiempo, mucho trabajo y una relación complicada con Albus Severus, su hijo más joven y protagonista de la obra. Ante la imposibilidad de crear una némesis a la altura de Voldemort, los creadores optaron por un enemigo más real: criarse en la sombra de un padre legendario. “Las novelas de Harry Potter nunca nos dicen qué hay que hacer, pero nos llevan a reflexionar sobre el hecho de que crecer y convertirnos en nosotros mismos significa desarrollar nuestra singularidad”, analiza Regazzoni.
Lo cierto es que la mayoría de las reseñas ha aprobado con entusiasmo la obra teatral y con cierta convicción su edición de papel. Hay también, eso sí, voces críticas como The Hollywood Reporter, que la considera una “remezcla de la mitología que ya existía” o The Atlantic: “Rowling corre el riesgo de perjudicar su legado”. Ya se verá si la revista tiene razón, el caso es que queda Harry Potter para rato. La película Animales fantásticos y dónde encontrarlos, basada en el spin-off homónimo, llegará a las salas el 18 de noviembre. Mientras, se multiplican los rumores de un futuro estreno de la obra teatral en Nueva York o Toronto. Y el año próximo se publicará una nueva versión del guion de Harry Potter y el legado maldito, con los cambios que el montaje vaya incorporando a medida que se representa. Hay quien denuncia que el negocio le está ganando el pulso al hechizo, pero la saga siempre tendrá un mérito: millones de niños empiezan a leer gracias a Harry Potter. No hay magia más grande.
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