En los setenta, abortar en España podía suponer hasta 12 años de cárcel y, según datos de la Fiscalía del Tribunal Supremo de aquel entonces, se estimaba que se realizaban alrededor de 300.000 al año y que 3.000 mujeres morían por las circunstancias en las que se producían. Hacerlo de manera ilegal podía llegar a costar 300.000 pesetas, solo estaba reservado para quien podía pagar por ello, o por un billete hasta Londres, donde en 1977 unas 10.000 españolas viajaron para hacerlo, según un informe publicado por el Gobierno inglés.
En octubre de 1979, 1.300 actrices, escritoras, periodistas, médicas, cantantes, abogadas, políticas y de otras cuantas profesiones, firmaron e hicieron público un documento que exigía la amnistía de todos los hombres y mujeres sobre los que había un juicio pendiente por haber abortado, haber practicado ese aborto o haber ayudado a ello, y un cambio de legislación que trajera a España el derecho al aborto, libre y gratuito. “Yo he abortado voluntariamente”, escribieron.
Lo hicieron una semana antes de que se celebrase el juicio contra diez mujeres y un hombre en Bilbao por ese motivo. Las 11 de Basauri, las llamaron. Recordaban en ese mismo documento las detenciones que se habían producido poco antes en Sardañola, un municipio barcelonés. Las firmas comenzaron a recogerse allí, en Barcelona, y en tres días habían conseguido el apoyo de esas más de mil mujeres. También de hombres, que publicaron otro texto que decía: “yo he colaborado facilitando una dirección para que se pueda abortar”.
En aquel momento, aquello también supuso un reconocimiento público que tendía la mano a muchas otras mujeres que hasta entonces habían callado. La movilización de aquellas mujeres y, en general, de un movimiento feminista que ya entonaba lemas como “nosotras parimos, nosotras decidimos”, fueron el principio del cambio. España despenalizó el aborto en varios supuestos en 1985 y en 2010 lo amplió, eliminando los supuestos y dando vía libre durante las primeras 14 semanas.
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