Osasuna disputó ayer su segundo encuentro de pretemporada ante el Toulouse francés con Roberto Torres en el centro del campo, una posición por la que parece haber apostado Jagoba Arrasate para aprovechar todas las cualidades del futbolista navarro.
Después de varios años pegado al costado derecho en los que no ha podido mostrar todo su fútbol y potencial, el mago de Arre parece haberse acomodado en el centro, lugar que reclaman para él muchos aficionados rojillos.
Ante el Promesas estuvo acompañado por Aimar Oroz con Kike García por delante, mientras que ayer también salió de inicio con Darko a su lado y Chimy Ávila como referencia ofensiva. No es una demarcación nueva, ya que años atrás ya tuvo minutos como media punta o en el centro.
Capitán tras la marcha de Oier
El capitán del equipo tras la marcha de Oier entró en contacto con el esférico, algo que beneficia a un jugador con buen trato de balón y con visión de juego conocida por todos, pero que también es consciente de la competencia de este puesto.
Moncayola, Javi Martínez o los mencionados Aimar Oroz y Darko son algunos de los escollos a superar. Además, la idea del club es la de incorporar a una pieza en esta zona durante el mercado veraniego, por lo que la complejidad de la situación podría aumentar para el número 10.
Buenas sensaciones de Iker Benito
Por otro lado, la positiva irrupción y las buenas sensaciones de Iker Benito como banda derecha durante los amistosos y la llegada de Rubén Peña, quien ayer actuó en dicha posición, hacen que Torres vea comprometida su antigua ubicación. Por si no fuera poco, el Chimy Ávila sorprendió la temporada pasada en este lado.
Le resta un año de contrato y lo cierto es que su participación en los dos últimos cursos ha caído notablemente. Los menos de 800 minutos jugados el año pasado en Liga no son un buen presagio para el deportista de 33 años. Se trata de una persona que lleva toda su vida en Osasuna, algo a tener en cuenta en unos tiempos en los que el cambio de equipo está a la orden del día.
Talento no le falta y este verano, al igual que siempre, se ha exprimido durante sus vacaciones para llegar a punto y no perder la forma física necesaria para competir en un fútbol cada vez más duro que requiere de una preparación previa muy exhaustiva.
Arrasate tendrá la última palabra. Oportunidades no faltarán durante el mes que resta antes del inicio liguero para que Torres convenza a su entrenador de que todavía le quedan años de fútbol en sus botas.