CIUDAD DEL VATICANO — Dos días después de ser dado de alta del hospital, el papa Francisco reanudó su querida costumbre dominical de saludar al público en la Plaza de San Pedro, agradeciendo el consuelo que recibió después de la cirugía y agradeciendo a la multitud que gritaba “¡Viva el papa!”.
Antes de iniciar con las declaraciones preparadas, Francisco expresó su gratitud por el “afecto, la atención y la amistad” y el “apoyo de la oración” durante su hospitalización el 7 de junio para una cirugía abdominal en un hospital de Roma para reparar una hernia y eliminar cicatrices cada vez más dolorosas alrededor de su intestinos.
“Esta cercanía humana y espiritual para mí fue de gran ayuda y consuelo”, dijo Francisco a unas 15,000 personas en la plaza. “Gracias a todos, gracias a ustedes, gracias de corazón”.
El pontífice de 86 años sonaba un poco sin aliento y ronco a veces, pero gesticulaba con frecuencia con las manos para dar énfasis, a veces improvisaba el discurso preparado, y claramente parecía encantado de volver a su rutina.
Aunque los miles de romanos, turistas y peregrinos que asisten regularmente a la aparición semanal del papa al mediodía en una ventana del Palacio Apostólico suelen aplaudir cuando lo ven, esta vez los aplausos del público parecían más fuertes de lo habitual. La cirugía de tres horas bajo anestesia general obligó a Francis a saltarse la aparición del domingo 11 de junio.
Si bien su estado de ánimo parecía elevado al ver a la multitud abajo, incluidas monjas que ondeaban banderas y turistas con sombreros para el sol en el día caluroso y húmedo, Francisco se puso sombrío al señalar que el martes se conmemora el Día Mundial del Refugiado, una ocasión promovida por las Naciones Unidas.
El prelado fue sometido a una cirugía de hernia abdominal.
“Con gran tristeza y mucho dolor pienso en las víctimas del gravísimo naufragio que ocurrió en los últimos días frente a las costas de Grecia”, dijo Francisco. Se refería al barco pesquero abarrotado de los contrabandistas, lleno de cientos de migrantes, que se hundió en el mar Mediterráneo la semana pasada.
“Parece que el mar estaba en calma”, indicó, aparentemente expresando perplejidad de que una tragedia tan grave pudiera ocurrir en esas condiciones.
“Renuevo mi oración por todos los que perdieron la vida, e imploro que, siempre, se haga todo lo posible para evitar tragedias similares”, agregó el pontífice.
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