La pandemia del coronavirus nos descubrió que una de las máximas preocupaciones de la población es no tener papel higiénico. Las imágenes de personas comprando paquetes enormes de papel higiénico y llenando los carros para hacerse con cualquier unidad de este producto. A partir de ahí se desató una pregunta general que corría por las cabezas de todos: ¿por qué el papel higiénico es tan importante? Es algo que no hemos podido responder pero ahora hay motivos para la alarma porque todo apunta a que el papel higiénico tiene los días contados y va a desaparecer para siempre. Si bien, ya hay un sustituto y te vamos a contar cuál es.
Adiós al papel higiénico tal y como lo conocemos
Si nos preguntan, lo más lógico es que todos contestemos que el papel higiénico es un producto ecológico que no daña al medioambiente porque es desechable. Sin embargo, esto no es exactamente así. Organizaciones medioambientales avisan en los últimos tiempos de que el papel higiénico puede no ser tan bueno para el planeta como pensábamos.
El papel higiénico está fabricado con papel reciclado y celulosa. El extra suave requiere un mayor porcentaje de fibra nueva para conseguir ese plus de suavidad, razón por la cual tiene un precio más elevado.
A esto hay que sumar que el papel higiénico no consigue limpiar completamente, lo que ha llevado a muchas personas a volver a la forma tradicional de eliminar la suciedad: agua y jabón. De esta manera, también se evitan posibles irritaciones.
¡Y todavía hay más! Científicos de la Universidad de Florida han realizado un estudio mediante el análisis de aguas residuales y la recopilación de muestras de papel higiénico en diferentes zonas del mundo. Y la conclusión a la que han llegado es cuanto menos preocupante.
El papel higiénico podría ser una fuente de sustancias químicas potencialmente peligrosas para la salud. Los expertos han hallado en este producto los conocidos como ‘contaminantes eternos’.
Teniendo todo esto en cuenta, el final del papel higiénico podría estar más cerca de lo que pensamos. Claro que ya hay algunos países en los que no se utiliza este producto. Por ejemplo, en Oriente Medio y en el Sudeste Asiático lo más habitual es lavarse con agua.
En Jordania, Egipto o la India es raro que los baños tengan un inodoro. La costumbre es colocarse en cuclillas en un agujero en el suelo y, al terminar, hay un cubo con agua para enjuagar la zona y una manguera para limpiarse.
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