El parámetro cero en el calcio: ¡enséñame la pasta!


El mercado del fútbol no daba duros a cuatro pesetas. Sabías que los jugadores que llegaban gratis se acercaban al final de su carrera o que, directamente, estaban lesionados. Pero las reglas han cambiado. El poder de los agentes y las ofertas bajo manga de clubes compradores han hecho que muchos deportistas aguanten la amenaza de la grada sin renovar. El síntoma más claro lo aporta una lista interminable de estrellas que se largarán tranquilamente la temporada que viene embolsándose ellos -y su mánager o su padre- una comisión de traspaso millonaria. Algunos, como el extraordinario Vlahovic, uno de los mejores delanteros de la Serie A y buque insignia de una renovada Fiorentina que el sábado perdió en el descuento 1-0 con la Juventus, no tendrán ni que esperar a junio. Ante el terror de los clubes a no ingresar ni un euro, seguramente se comerá los turrones en otra ciudad.

El negocio se ha transformado y ya ni siquiera está claro quién manda. O sí. Un jugador como Dembélé, del que se cachondeaba todo el mundo, puede acabar marchándose gratis del Barça después de haber costado ni se sabe cuánto y de haberse pasado la mitad del tiempo lesionado. Todo recuerda a aquel show me the money (enséñame el dinero) de la película Jerry Maguire, el lema que movía al agente de un jugador de la NFL interpretado por Tom Cruise. La pandemia, según un informe de Deloitte, agravó el fenómeno. Y la lista de liberados del año pasado, a quien alguien enseñó la pasta, daba para un equipo entero: Messi, Donnarumma, Alaba, Ramos, Wijnaldum, Depay, Agüero. Este verano incluirá a Pogba, Mbappé, Insigne o Kessie, fantástico centrocampista del AC Milan. Italia, cuna del calciomercato, aporta algunas pistas de lo que sucede.

En la Serie A se llama parametro zero y es la expresión de moda para explicar uno de los males del fútbol actual. Es el traspaso gratis de toda la vida, pero con consecuencias financieras funestas para casi todos. Una técnica que la Juventus explotó durante un tiempo -Rabiot o Ramsey son claros ejemplos- y que luego sufrió. Fichar gratis implica también pagar comisiones y un salario más alto. También que los clubes se descapitalizan en favor de los agentes: el dinero para comprar jugadores sale del circuito de las entidades y pasa a cuentas en paraísos fiscales de sociedades de gestión de deportistas. Si el futbolista no rinde -como Rabiot o Ramsey- no hay a quien colocárselo y se convierte en un activo tóxico para los balances financieros del club. Agnelli, a quien le crecen los enanos en el circo de la Juventus -ahora le investiga la Fiscalía por las plusvalías en intercambios de jugadores-, ha dicho ya que no fue una buena estrategia y que se necesitan reglas más duras. Pero todo depende del jugador, claro.

El serbio Dusan Vlahovic, con tan solo 21 años, es ahora el gran nombre del mercado italiano y el objetivo número uno de la Vecchia Signora. Y él no parece una apuesta arriesgada. Tímido y discreto, en el campo tiene una personalidad y una calidad desbordante. También en los despachos, vista la firmeza con la que ha decidido no renovar su contrato con la Fiorentina, que expira en junio de 2023. Hoy es el segundo máximo goleador de la serie A, por detrás del inmortal Ciro Immobile. En verano ofrecieron 60 millones desde la Premier. También le quiere el Atlético de Madrid. La Fiorentina no quiso venderle, pero tampoco supo convencerle. Y ahora afronta un problema importante.

Vlahovic, descubierto cuando jugaba en el Partizán de Belgrado por Pantaleo Corvino, el gran director técnico de la Fiore, es el mayor talento que ha tenido el club desde Batistuta o Baggio. Lo tiene todo como delantero. Fuerte, alto (1,90m, iba para jugador de baloncesto) y rápido. Recuerda a veces a su ídolo Ibrahimovic. También en lo de ser dueño de su destino. El chaval se ha plantado. Y tiene derecho a jugar en un club mayor -al parecer ha rechazado al Arsenal, pese a que ofrecía lo que quería la Fiore-, pero la situación ha creado una tensión con el presidente, que le hizo una oferta que iba a convertirlo en el jugador mejor pagado de la historia viola y que ni siquiera consideró. El serbio se marchará y la Fiore, con suerte, cobrará. Pero su venta recordará de nuevo al fútbol quién manda ahora en este negocio.

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