EL PAÍS

El partido de la primera ministra, Kaja Kallas, gana las elecciones parlamentarias en Estonia

El partido liberal de Kaja Kallas, primera ministra de Estonia, ha ganado holgadamente las elecciones parlamentarias celebradas este domingo en el país báltico. El Partido de la Reforma ha logrado el 31,2% de los votos, por delante del ultraderechista EKRE (16,1%), que se convierte en la segunda fuerza parlamentaria, a pesar de obtener un resultado ligeramente peor que en 2019. La victoria de Kallas, partidaria de medidas aún más duras contra Rusia tras la invasión de Ucrania, garantiza al Gobierno ucranio la presencia en Bruselas de una de sus más firmes defensoras. La política liberal de centroderecha tendrá distintas opciones para formar una coalición de gobierno.

Tras conocerse su victoria, Kallas, de 45 años, se mostró satisfecha: “[los resultados] son mucho mejores de lo que esperábamos”, declaró este domingo por la noche ante los medios de comunicación y simpatizantes de su partido en un céntrico hotel de Tallin. El final del escrutinio, anunciado poco antes de las 02.00 (una hora menos en la España peninsular), otorgó a Reforma 37 de los 101 escaños del Riigikogu, tres más que en las anteriores parlamentarias. A pesar de ganar también en 2019, Kallas se convirtió en la primera mujer en gobernar Estonia en enero de 2021, después de que colapsara una coalición tripartita que incluía a la ultraderecha.

Con solo 1,3 millones de habitantes y una frontera de casi 300 kilómetros con Rusia, Estonia ha donado armamento a Ucrania valorado en más del 1% de su PIB, la mayor contribución en todo el mundo en relación al tamaño de su economía. “Creo que con un mandato tan fuerte, esto [el apoyo a Ucrania] no cambiará”, aseguró Kallas ante los medios de comunicación. Apodada por parte de la prensa internacional como “la nueva dama de hierro de Europa”, Kallas fue la primera líder europea en exigir nuevas sanciones contra Rusia, incluso antes de la invasión del 24 de febrero de 2022. La mandataria también insta a sus socios de la OTAN a entregar aviones de combate a Ucrania —de los que carece Estonia—, y a los de la UE, a vetar la entrada a los turistas rusos.

Biografía marcada por Rusia

Nacida en la Estonia soviética, Kallas creció en una familia que había sufrido las consecuencias del expansionismo ruso. Su madre, con seis meses, y su abuela fueron deportadas a Siberia, mientras que su padre, Siim Kallas, fue primer ministro entre 2002 y 2003, justo antes de la entrada del país báltico en la UE y la OTAN. La política liberal sostiene que no se debe forzar a Kiev a negociar con Moscú, y que la única salida posible al conflicto es la derrota militar de Rusia y la recuperación por parte de Ucrania de todo el territorio ocupado, incluida la península de Crimea, anexionada ilegalmente en 2014. Su papel de halcón en Bruselas, que Kallas ha defendido en entrevistas en muchas de las principales cabeceras internacionales, ha otorgado a Estonia una relevancia internacional sin precedentes.

El partido ultraderechista EKRE ha tratado de capitalizar durante la campaña el malestar generado por el grave panorama económico —la inflación es la segunda más alta de la UE y, en términos interanuales, el PIB se contrajo un 4,1% en el último trimestre del año pasado—. La formación populista, homófoba y antieuropeísta prometía reducir notablemente las facturas energéticas dando marcha atrás a la transición verde emprendida en los últimos meses. Martin Helme, el líder del partido, ha abogado por no aceptar ni un solo refugiado ucranio más —mucho menos de alguna otra nacionalidad—, con el argumento de que los 62.000 que llegaron el año pasado suponen ya una carga inasumible.

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A pesar de haber sido la segunda fuerza más votada, EKRE ha obtenido un resultado peor que el pronosticado por las encuestas y ha perdido dos de sus 19 escaños. Helme tachó a Kallas durante la campaña de “belicista”; y a finales de enero, después de que el Kremlin expulsara al embajador estonio en Moscú, y el Gobierno de Kallas respondiera de manera recíproca horas después, instó a “no agravar más la relación con Rusia”. En 2019, la formación ultraderechista llegó a formar parte de una coalición de gobierno que implosionó menos de dos años después, entre otros motivos, por los insultos del padre de Helme, entonces líder de la formación, a Sanna Marin, primera ministra de Finlandia, o a Joe Biden, presidente de Estados Unidos.

El gran perdedor de la noche electoral fue el Partido del Centro, liderado por el ex primer ministro Jüri Ratas (2016-2021). La formación de centroizquierda, que tradicionalmente logra sus mejores resultados en las circunscripciones de mayoría rusófona, suma 16 escaños, 10 menos que los anteriores comicios, y queda relegada a la tercera posición.

Kallas tendrá la opción de reeditar la actual coalición de gobierno, junto con el Partido Socialdemócrata y el conservador Isamaa. Sin embargo, la mandataria también podrá pactar únicamente con Estonia 200, una formación liberal creada en 2018 que irrumpe con fuerza en el Parlamento con 14 escaños. La primera ministra ha descartado de plano durante toda la campaña —y tras conocer los resultados— la posibilidad de aliarse con EKRE.

Más de la mitad de los votantes, incluida Kallas, ejercieron su derecho a través de internet, un nuevo hito en un país que en 2005 se convirtió en el primero del mundo en permitir el voto online en unas elecciones nacionales. La participación en los comicios de este domingo fue del 63,7%, en línea con los de 2019. La victoria de Kallas supone un paso más en la senda europeísta de Estonia, que previsiblemente legalizará durante la próxima legislatura las uniones civiles entre personas del mismo sexo.

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