El Athletic y el gol. El gran caballo de batalla de los últimos tiempos en San Mamés. La sombra de Aduriz es muy alargada. Raúl García ha sido el pichichi rojiblanco en la recién concluida campaña, sin embargo las miradas se dirigen hacia Iñaki Williams. Con el nueve a la espalda y cotizando a la baja. Los delanteros viven del gol, un mantra que suele pronunciar el atacante, pero los números en la temporada 2019-20 juegan en su contra. 6 tantos en Liga y otros 4 en Copa. Una decena de aciertos en 3.528 minutos. Una diana cada 353’. Es decir, Williams necesitó prácticamente cuatro partidos para convertir un gol en el pasado curso.
Rompe la tendencia positiva que había mostrado en los últimos años. Cierto es que hay que introducir un matiz en el caso de Iñaki. Y es que no es una referencia ofensiva fija pese a que ha ido acercándose al área desde que Aduriz fue desapareciendo de la ecuación. El discurrir del reciente ejercicio le llevó desde una posición más centrada a desplazarse hacia la derecha según caían los goles de Raúl García.
Basta con poner los guarismos sobre la mesa para comprobar el paso atrás de Williams en su relación con las porterías rivales. Su peor registro se produjo en la temporada de su debut. Pagó la novatada. 3 tantos en 1.749 minutos. Pero le sirvió como experiencia en la mochila y despuntó en su segundo año como león. Dio buena muestra de lo que es capaz. De hecho, sus mejores datos goleadores como profesional datan de la campaña 2015-16. 13 dianas a lo largo de los 2.421 minutos en los que estuvo sobre el verde en las tres competiciones. Una cada 186’.
Fue como el yin y el yang. El tiempo que necesitó Williams para ubicarse en la élite. En la 2016-17 hizo un gol cada 452 minutos y, a partir de ahí, fue mejorando su promedio. En el curso 2017-18 fue de un tanto cada 380’. Según Aduriz bajaba sus prestaciones, el discípulo asumía la responsabilidad en la delantera. Nunca tuvo problemas para ello. Es una pantera descarada. Y en la temporada 2018-19 siguió afianzándose como punta de lanza de los leones. Firmó 13 goles en la Liga, su tope, y 2 en la Copa para un total de 15, también su récord global. Williams mandó el esférico a la red cada 211 minutos.
El 9, lejos de mantenerse por esas cifras, se ha quedado lejos. Le ha costado ver puerta a pesar de ser titular indiscutible para Garitano. Continúa con paso firme hacia el récord de partidos ligueros disputados de forma consecutiva que ostenta Juan Antonio Larrañaga. Sin embargo, 6 muescas es un bagaje pobre. Ninguna post confinamiento. El último gol de Williams en San Mamés en el torneo de la regularidad fue el 20 de octubre contra el Valladolid.
La redención le llegó en Copa. Cambió de chip en el todo o nada. Cuatro aciertos que condujeron al Athletic al gran derbi contra la Real. Uno en Elche en dieciseisavos, doblete en Tenerife en un choque en el que los rojiblancos fueron siempre a remolque y héroe absoluto contra el Barça sobre la bocina. Además asistió a Muniain en la ida de semifinales contra el Granada. ¿Guardará munición Williams para la final, sea cuando sea?
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