El penalti de la discordia

Italia advierte que sopla el viento a favor de Inglaterra, beneficiada por un penalti riguroso sobre Sterling en las semifinales en Wembley. El extremo del City se dejó caer en el área, engaño que no advirtió el colegiado: “La generosa falta que permitió al equipo de Southgate eliminar a Dinamarca confirma las sospechas sobre el intercambio de favores entre la UEFA y Boris Johnson, que trabajó para impedir que la Superliga siguiera su marcha”, dicen en la Gazzetta.

Las amenazas del primer ministro británico amedrentaron a los equipos de la Premier que pretendieron abandonar la Champions para sumarse al proyecto encabezado por Florentino
Pérez. Consciente de que legalmente no iba a ganar la batalla, descolgó el teléfono para alertar a los rebeldes de la posibilidad de endurecer la normativa para contratar
futbolistas
extranjeros gracias al Brexit. Ceferin, presidente de la UEFA, agradeció el gesto de Boris Johnson.

A esa especulación se suma Dinamarca, que se siente estafada por un penalti que parece que no fue: “No se hubiera tenido que señalar y me molesta. Es muy duro. Perder de esta manera es decepcionante porque estos chicos han luchado mucho. Es amargo y ahora nos toca digerirlo. No puedo describir con palabras la admiración que siento por este vestuario, por todo lo que hemos tenido que pasar. Estoy eternamente agradecido”, dijo tras el partido Hjulmand, su seleccionador.

Inglaterra ha agachado la cabeza. Salvo alguna excepción, muchos son los que reconocen que no fue penalti: “Hay que ser honestos. No debió pitarse. Sterling se fue fácil al suelo. Si se hubiera apoyado en el VAR, el árbitro hubiera rectificado. No se ha utilizado suficiente durante la Eurocopa”, apuntó Keith Hackett, histórico árbitro inglés con el que también coincidieron figuras como Roy Keane o Gary Neville. Inglaterra se debate entre la euforia y el bochorno.


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