Los Golden State Warriors, más que nunca, ven cuestionada su triunfal dinastía, su armonía en el juego. Por lo menos, en un inicio de temporada. El férreo, ejemplar e inspirador dominador de la NBA de los últimos tiempos -cuatro anillos de ocho posibles-, acumula despropósitos en cuanto a resultados, baloncesto y récords negativos. Los Warriors, 0 de 5 en los primeros cinco partidos a domicilio por primera vez en 20 años, sufrieron su cuarta derrota consecutiva contra Orlando Magic, la cuarta seguida lejos de San Francisco (130-129).
El equipo de Steve Kerr se cayó en la segunda parte (53-65) al descanso) contra otro equipo de las catacumbas de la NBA, Orlando Magic, que comparecía como el peor equipo del Este con 1-7, virgen de victorias tras la del partido inaugural contra los Brooklyn Nets. Ni un de nuevo divino Stephen Curry -39 puntos (13/22 en TC y 7/15 en triples) y 9 asistencias-, pudo alterar el fatal epílogo de un relato que sonaba bien para los Warriors hasta la pausa. Otro equipo de la clase baja -las derrotas de Hornets y Pistons habían precedido la de Miami-, que debilita la dinastía, con 3-6 ahora los de la Bahía.
La ofensiva de los Warriors padece -apenas el 13º mejor ataque con un rating ofensivo de 112,8-, pero la defensa sangra como la quinta peor que es de toda la liga con un rating defensivo de 116,8. Y la frustración aumenta, con hasta un hombre sosegado y correcto Steve Kerr, sancionado con técnicas. Los críticos y los pesimistas que se aventuran a hablar de fin de ciclo se pueden sustentar en un dato demoledor. Como apuntaba el periodista Alejandro Gaitán en Twitter, nunca los Warriors de Kerr con Curry y Thompson sanos habían tardado tan poco en alcanzar las 6 derrotas, apenas 9 partidos.
Y podrían señalar a la ‘vieja guardia’ como la causa. Y, de hecho, por edad, sería lo más lógico. Pero, con Curry con esos 39 puntos, con Draymond Green rindiendo en todas las facetas -8 puntos, 7 asistencias y 5 rebotes-, con un Klay Thompson algo atenuado en este inicio pero que lo bordó anoche (27 tantos con un 7/15 en triples) el problema no fueron los ‘viejos’ del lugar, ni tampoco de los ‘maduros’ -15 puntos de Wiggins y 17 de Looney-, más bien de los herederos.
Alto y claro, el banquillo -23 puntos-, dilapidó en la segunda parte el impecable trabajo de los titulares. Y eso un sacrilegio en un grupo con líderes distinguidos pero en los que la cultura de equipo ha estado por encima de todo. El joven que más modélico debe ser, Jordan Poole, adolece de una irregularidad impropia de un jugador con una renovación millonaria. El escolta acumuló fallos en el tiro -11 puntos con un 4/12 en tiros de campo-, y en la dirección. Y el resto de la savia nueva, muy tibia.
Nada de nada o muy poco también de James Wiseman (2 puntos), ni JaMychal Green (7), ni Moses Moddy (1), todos ellos con un más-menos negativo. Es en estos momentos sobre todo cuando los Warriors se acuerdan de suplentes de lujo que hicieron las maletas en verano como Otto Porter Jr., Gary Payton II o Juan Toscano Anderson. Su mayor carencia, la defensa del uno contra uno de unos Magic que lo tuvieron claro, poco pase -20 asistencias por 31 de los Warriors-, y mucho desafío individual.
Más listos que el hambre, les chicos de Orlando sacaron 33 puntos a Golden State en tiros libres en una noche espléndida de Jalen Suggs, la mejor de su vida -26 puntos-, y otra buena madrugada de Paolo Banchero (22), en un equipo que presumió de hasta siete jugadores en dobles dígitos, también Franz Wagner (19), Chuma Okeke (16), R.J. Hampton (15), Wendell Carter (14) y Kevon Harris (12). Su banquillo, la envidia de los Warriors con hasta 45 puntos.
El prólogo no presagiaba, para nada, una nueva ruina de los Warriors. Más bien, anticipaba una esperada recuperación de identidad. El equipo de Steve Kerr se expresaba como es en ataque, alegre, coral, bonito, poniendo a máxima potencia la maquinaria de los triples, metiendo tiros de tres en transición, tras rebote, tras una buena circulación, tras salidas de indirectos. Kevon Looney, en modo ‘two-way player’, era un tormento bajo los dos aros -8 puntos en el primer cuarto-, los cortes fluían y, sobre todo, los Warriors, entre los cinco peores equipos de la NBA atacando una zona, desmentían su incapacidad para atacar este tipo de defensa a golpe de triple y con Green y el propio Looney repartiendo desde el ‘roll’ corto.
Como otro de los triunfos más significativos, los Warriors hacían de Paolo Banchero su ‘rehén’ para desmentir también su debilidad defensiva. El mejor número 1 del draft desde LeBron -Wembanyama todavía no ha aterrizado en América-, se veía incapaz ante Green en el poste y tampoco podía en el perímetro ni con el bullicioso interior ni con Looney, blindándose los Warriors con los cambios en el bloqueo directo para dejar a Banchero en 4 puntos (1/6 en TC) en la primera parte y a los Magic rezagados en el marcador (65-53).
Pero, como un repentino accidente, todo se vino abajo en la segunda parte a pesar de los 25 puntos de Curry. Los Magic se dejaron de pase, de pick and roll -los cambios de marca en los bloqueos estaban perjudicando a Banchero-, y ametrallaron a los Warriors a base de uno contra uno. Directos, sin rodeos, a tumba abierta. Y Banchero, emparejándose primero con Wiggins, campó a sus anchas sobre todo en ausencia de Green y Looney, más ocupados también defendiendo a hombres grandes cuando los Magic jugaron en su quinteto con Wendell Carter Jr. y Bol Bol. El número 1 del draft de 2022 se fue a los 18 tantos a la segunda parte y Suggs, autor del triple que definió el partido, a 16.
La defensa del perímetro de los Warriors también dejó mucho que desear, muy acertados en la selección de tiro los Magic (6/14 desde el perímetro en el segundo tiempo). Jordan Poole, en una endeblez que ya mostró en las Finales ante los Celtics a pesar de su decisivo rol ofensivo-, mostró falta de defensa en el uno contra uno y de falta de atención en las rotaciones defensivas para puntear los tiros. Con él de base, los Warriors no funcionaron y, pese a un triple en jugada de pizarra de Thompson, los ‘Splash Brothers’ no pudieron forzar la prórroga en la última acción. Mucho ya habían hecho y, como reconoció Kerr ante los medios, mucho por hacer les queda a estos alicaídos Warriors.