La presión psicológica que ejerce Lewis Hamilton a su compañero Valtteri Bottas es tremenda. El nórdico lo ha intentado todo en las últimas temporadas para no agachar la cabeza ante su teórico líder. Incluso el año pasado aseguraba que podía ganar el Mundial cuando llegaba con la primera posición de la general en el bolsillo a Barcelona. Pero de nuevo, volvió a hundirse a partir de esa carrera mientras Hamilton se dirigía hacia su sexto título. Y no suficiente con ello, la presión psicológica sobre el finlandés la empezó a ejercer el inseparable perro de Hamilton, ‘Roscoe’, dejándole un “zurullo” en la puerta de la autocaravana en la que duerme Bottas dentro del paddock en el pasado GP 70 aniversario.
Él mismo lo reveló de forma divertida este jueves en Barcelona, en la rueda de prensa oficial de pilotos antes de que este viernes arrancara la acción en pista. “Cuéntame sobre cómo es vuestra vida en el motorhome”, le preguntó el moderador del acto.
“Creo que hemos sido vecinos de forma cercana cada carrera (con Hamilton). Roscoe me dejó un gran ‘zurullo’ en mi puerta el sábado pasado”, expresó el nórdico, entre risas.
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“Estaba haciendo una barbacoa por la noche y Roscoe estaba agachado, él podía oler la comida. Pero no le di nada, no te preocupes”, le dijo a Hamilton, respetando su condición de vegano.
Hamilton comparte esta autocaravana con su fisioterapeuta Angela Cullen y su perro Roscoe. “Normalmente me hago un masaje por la noche, y luego, un poco de Roscoe”, expresó el piloto de 35 años en declaraciones a ‘AFP’.
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Hay que destacar que parte de la parrilla ha apostado este curso, por precaución debido al coronavirus y para evitar contagios dentro de la ‘burbuja’ del paddock de F1, por dormir en el circuito en una autocaravana. No obstante, el inglés lamentó no poder “pasar mucho rato con los demás, sobre todo en estos momentos”. “Antes se podía compartir una barbacoa en el camping, pero ahora no”, añadió el de Stevenage.
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