El plan de Ancelotti no basta

Kroos, Casemiro, Messi y Modric, en una acción del PSG-Real Madrid de este martes.
Kroos, Casemiro, Messi y Modric, en una acción del PSG-Real Madrid de este martes.Shaun Botterill (Getty Images)

Después de que el Madrid ganara hace un mes en la semifinal de la Supercopa al Barcelona jugando sin miramientos a la contra (3-2), metido atrás y hurgando a campo abierto, Carlo Ancelotti dio toda la impresión de sentirse cuestionado por su planteamiento, en gran parte debido a los análisis del vestuario azulgrana, y al día siguiente salió en la televisión oficial del club reivindicando su currículum. “En el fútbol hay muchas cosas: la posesión, la contra, la defensa, la presión arriba, la presión atrás, el balón parado… Afortunadamente, he entrenado en muchos países y he entendido que no tienes que hacer bien una sola, sino muchas. La fuerza de un equipo es no tener una única identidad”, defendió entonces desde Arabia Saudí.

PSG

1

Gianluigi Donnarumma, Achraf Hakimi, Kimpembe, Marquinhos, Nuno Mendes, Danilo Pereira (Idrissa Gueye, min. 86), Verratti, Paredes, Kylian Mbappe, Di María (Neymar, min. 72) y Messi

0

Real Madrid

Courtois, Alaba, Eder Militao, Ferland Mendy, Dani Carvajal (Lucas Vázquez, min. 71), Casemiro, Kroos, Modric (Federico Valverde, min. 81), Benzema (Bale, min. 86), Vinicius Junior (Hazard, min. 81) y Marco Asensio (Rodrygo, min. 71)

Goles 1-0 min. 93: Kylian Mbappe.

Árbitro Daniele Orsato

Tarjetas amarillas Casemiro (min. 36), Verratti (min. 39), Eder Militao (min. 50), Ferland Mendy (min. 56), Danilo Pereira (min. 61), Kimpembe (min. 82), Rodrygo (min. 82) y Paredes (min. 89)

En el Madrid 2.0 del técnico italiano, la identidad que se ha ido haciendo cada vez más dominante es defensa y contragolpe. Así lo subrayó él mismo, por ejemplo, tras derrotar en ese duelo de Riad al Barça. “Es nuestra mejor arma”, sentenció. Siguiendo ese orgulloso pragmatismo, Carletto concluyó a principios del otoño que las características de sus mejores hombres le empujaban a fomentar ese plan siempre que el rival lo permitiera. Tenía atacantes para correr y, según avisó, su trío de medios no está muy dotado para la presión adelantada.

La apuesta se puso en marcha sin problemas y dio resultados óptimos, sobre todo ante equipos grandes (Barça, Atlético o Inter), hasta que en las dos últimas semanas ha recibido dos enmiendas de consideración. En San Mamés en Copa y en la ida de los octavos de Champions en París (derrota por 1-0 en los dos), el Madrid se ahogó por razones muy parecidas, sin soluciones ante el empuje del contrario. Metido atrás por decisión propia, en ambas ocasiones se mostró incapaz de superar la presión rival y su inoperancia ofensiva resultó devastadora.

Del Parque de los Príncipes, con todos los ojos del mundo puestos encima, se marchó con apenas tres disparos sin ningún picante y sin un solo tiro entre los tres palos, un dato demoledor que solo le había ocurrido otra vez (precisamente en París hace tres temporadas) desde, al menos, la 2003/04, campaña en la que la empresa Opta empezó a tomar registros. Quince días antes, en San Mamés, el socavón fue similar: no tuvo una ocasión clara hasta el minuto 81, con un disparo de Casemiro. Dos agujeros que le han costado un título (la Copa) y le han puesto en desventaja en la eliminatoria europea.

Pero más que los resultados, que en el cruce contra el PSG no es terminal hasta la vuelta del 9 de marzo en el Bernabéu, lo más alarmante para sus intereses es la crisis del plan en un momento muy sensible, en el que un patinazo puede equivaler el adiós a un torneo, y que esto haya ocurrido con Kroos y Modric en acción. Si hubiera que elegir dos jugadores del fútbol mundial para salvar líneas de presión, pocos tan acreditados como el alemán y el croata. Sin embargo, en San Mamés y París, al Madrid se le ha encendido el piloto rojo con ambos en el campo.

“Nosotros no solemos tener tantos problemas cuando nos presionan porque contamos con jugadores de calidad”, apuntó sorprendido Carlo Ancelotti en la sala de prensa auditorio del Parque de los Príncipes. Un análisis similar al realizado dos semanas antes en Bilbao. El primer episodio en Copa, y más con los sudamericanos recién regresados de sus selecciones, fue interpretado como un accidente, pero el segundo al cabo de tan poco tiempo ha elevado la alerta.

Cortocircuito arriba

En París, en la jornada en la que el Madrid registró su posesión más baja del curso (42,8%), Modric y Kroos simbolizaron el colapso general. El croata se retiró en la recta final con su segunda peor cifra de pases buenos de la temporada (46), mientras el alemán cerró el duelo con su cuarta marca más baja (72) y la sensación de que ha perdido fuste respecto al periodo prenavideño. Curiosamente, los registros más pequeños de ambos esta campaña en este apartado se produjeron en los duelos ante el Barcelona.

Después de vencer en diciembre al Inter, Modric dejó un comentario que no encontró mucho eco en medio de la racha triunfal del equipo. “A lo mejor nos gustaría tener más el balón, pero es el plan del entrenador y contentos”, afirmó. Esa misma noche, el propio Ancelotti argumentó su propuesta: “Con el bloque bajo en defensa estamos cómodos. No tenemos centrocampistas que puedan defender a campo abierto. No es muy estético, pero lo estamos haciendo bien. No somos intensos en el aspecto defensivo”.

El Madrid de entonces se metía atrás, pero luego sí era capaz de dispararse a la contra con el croata y Kroos como lanzaderas. En Bilbao y París el problema fue que ellos no fueron capaces de imponerse, las vías ofensivas se cegaron y el plan quedó reducido a la resistencia, y más con un rayo enfrente como Mbappé.

Desactivado el motor de creación, el problema se multiplica como una bomba de racimo en todo lo que queda por delante. Ante el PSG, Vinicius entregó una tarjeta de 13 pases buenos (el que menos de los titulares), 11 balones perdidos y tres regates malos. Entre él y Benzema, que limitó al máximo los esfuerzos tras salir forzando de una lesión, no sumaron ni un tiro a puerta después de anotar entre los dos 39 goles este curso. En los últimos cuatro encuentros de los blancos, la lesión del francés unida al bajón del brasileño ha secado la producción anotadora, como en los viejos tiempos: apenas un gol, el latigazo de Asensio al Granada.

Hasta ahora, el único gran déficit declarado en el Madrid era su dificultad para atacar defensas muy cerradas de equipos modestos. A partir de ahora tiene otra ecuación por resolver. La vuelta contra el PSG exigirá más argumentos.

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