El cadáver de un atacante palestino yace en Jerusalén tras ser abatido el jueves por un agente israelí. En vídeo, imágenes tras el ataque. AHMAD GHARABLI (afp) | reuters / efe
Una semana después de la presentación del plan de paz del presidente Donald Trump, la tensión se ha disparado en Tierra Santa. Dos jóvenes manifestantes y un policía palestinos han muerto en Cisjordania por los disparos del Ejército entre el miércoles y el jueves. Además, en sendos atentados registrados en Jerusalén este jueves, un agente israelí ha resultado herido al ser tiroteado por un atacante al que abatió en el acto y 12 soldados han sufrido lesiones, uno de ellos muy graves, al ser atropellados deliberadamente por un vehículo. Otro militar sufrió heridas al ser tiroteado desde un coche cerca de Ramala, en Cisjordania. La escalada de violencia, que recuerda a la llamada Intifada de los lobos solitarios (2015-2016) y que se ha visto agravada por inusuales ataques con armas de fuego, coincide con un recrudecimiento del lanzamiento de cohetes desde la franja de Gaza, seguido de bombardeos de represalia de la aviación israelí sobre el enclave costero palestino.
Las iniciales protestas populares de perfil bajo contra el llamado acuerdo del siglo se han tornado violentas en zonas como Hebrón, donde los asentamientos de colonos judíos dividen y rodean la mayor ciudad de Cisjordania. Un manifestante de 17 años murió el miércoles de un tiro en el corazón en una acción de las tropas de ocupación israelíes, que aseguraron estar repeliendo un ataque con cócteles molotov en el barrio de Bar al Zawaya.
El Ejército ha reforzado este jueves su presencia en Cisjordania en previsión de un estallido palestino a gran escala. La demolición de la casa familiar de un palestino condenado por la muerte de un rabino en 2018 desencadenó de madrugada violentos enfrentamientos en Yenín (norte de Cisjordania). Un palestino de 17 años cayó muerto por disparos de los soldados que llevaban a cabo la destrucción con explosivos de la vivienda, una medida habitual de represalia contra los autores de ataques letales que los palestinos denuncian como un castigo colectivo. Un portavoz castrense aseguró que el joven abatido era “un francotirador” que había disparado contra las tropas.
En el mismo incidente resultó herido un agente de policía de la Autoridad Palestina que se encontraba en la zona, y que falleció poco después de ser evacuado a un hospital. El ejército israelí ha abierto una investigación sobre estos hechos. Fuentes militares citadas por el diario Haaretz precisaron que el policía palestino estaba de guardia en la puerta de una comisaría cercana y no representaba una amenaza para los soldados.
En otro atentado con armas de fuego, un soldado israelí recibió una herida de bala al ser tiroteado desde un vehículo en marcha cerca de Ramala, la capital administrativa de la Autoridad Palestina en Cisjordania situada a una veintena de kilómetros al norte de Jerusalén.
En Jerusalén, mientras tanto, un miembro de la Policía de Fronteras, cuerpo de seguridad israelí militarizado, ha resultado herido al mediodía de este jueves por los disparos de un atacante palestino cerca de la Puerta de los Leones del recinto amurallado, en la parte oriental de la Ciudad Santa ocupada por Israel desde 1967. El agente abrió fuego también contra el agresor, un árabe con nacionalidad residente en el norte del país, quien cayó muerto en el acto, según informó la policía israelí.
Pocas horas antes, en la madrugada del mismo jueves, un vehículo atropelló deliberadamente a varios israelíes —12 soldados y dos civiles— cerca del centro comercial y de ocio de la Estación Antigua, en la parte occidental de Jerusalén y próxima a la Ciudad Vieja. Los militares eran jóvenes reclutas que se disponían a participar en un acto en el Muro de las Lamentaciones, principal lugar de culto del judaísmo situado a los pies de la Explanada de las Mezquitas. Uno de ellos se encuentra ingresado en estado crítico en un hospital jerosolimitano. El conductor, que se dio a la fuga, fue detenido en una operación de búsqueda con un masivo despliegue de unidades de las fuerzas de seguridad.
Desde la franja de Gaza y sin atribuirse la acción del atropello, el movimiento islamista Hamás calificó el atentado como “una operación de la resistencia a la ocupación y una respuesta al plan de destrucción de Trump”. A lo largo de la última semana se ha multiplicado el lanzamiento de cohetes hacia Israel desde el enclave palestino, sin causar víctimas, así como los bombardeos de represalia sobre posiciones de las milicias islámicas en Gaza, que tampoco han producido daños personales.
El ministro de Interior israelí, Aryeh Deri, ha reconocido en declaraciones a la radio estatal que existe una clara correlación entre la escalada de violencia y el plan de paz de la Casa Blanca. Al mismo tiempo, Nabil Abu Rudeina, portavoz del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, responsabilizó al acuerdo del siglo’de la “peligrosa escalada israelí” contra la población palestina.
La iniciativa de Trump, rechazada de plano por los palestinos por no garantizarles un Estado propio, fija precondiciones extremadamente favorables para Israel y da vía libre a la anexión de las colonias judías en Cisjordania y del estratégico valle del Jordán.
Netanyahu afronta nuevas elecciones bajo presión de los colonos
Poco parece haberle durado a Benjamín Netanyahu la satisfacción que le brindó la presentación del plan de paz de Donald Trump en la Casa Blanca, a la que asistió como protagonista. El último estallido de violencia, en un rebrote sin precedentes en cinco años, amenaza con desviar el eje de gravedad de la campaña de las legislativas del 2 de marzo hacia la preocupación por la seguridad.
En lugar de participar en los mítines para las terceras elecciones convocadas en menos de un año, el primer ministro israelí inspeccionó ayer el reforzado despliegue del Ejército en Gush Etzion, al sur de Belén, uno de los mayores bloques de asentamientos en Cisjordania. “Haré todo lo que sea necesario para proteger nuestra seguridad y definir nuestras fronteras”, prometió en un mensaje a los más de 400.000 colonos judíos afincados en territorio palestino ocupado, cuyos votos resultan imprescindibles para que pueda revalidar el cargo y blindarse ante una eventual condena judicial por corrupción.
El ministro de Seguridad, Gilad Erdan, anunció a su vez una importante movilización policial en Jerusalén en previsión de incidentes durante el rezo del viernes en la mezquita de Al Aqsa. “Las fuerzas de seguridad van a impedir que se produzca una oleada de terrorismo por todos los medios posibles”, advirtió.
Aunque el acuerdo del siglo autoriza a Israel a anexionarse los asentamientos de Cisjordania y el valle del Jordán, Estados Unidos ha pedido a Netanyahu que no dé ningún paso para la absorción de esos territorios antes de los comicios. Para el líder del Likud, la imposición de Washington —que trata de evitar que los países árabes aliados de EE UU retiren su apoyo al plan— supone renunciar a una de sus principales bazas en las urnas.
La presión de las influyentes organizaciones de los colonos no ha dejado de crecer. Algunos de sus dirigentes han acampado ante la residencia oficial del primer ministro en Jerusalén para exigirle la “aplicación inmediata de la anexión territorial en la próxima reunión del Gabinete”, prevista el domingo, en el inicio de la semana laborable en el Estado judío.
Netanyahu ha garantizado a sus seguidores más nacionalistas que los asentamientos y el valle del Jordán se someterán a la jurisdicción israelí si es reelegido, pero los últimos sondeos de intención de voto reflejan otro empate entre la derecha y el centroizquierda tras dos elecciones no concluyentes. A la previsible perpetuación del bloqueo político se añade ahora la amenaza de una espiral de violencia.
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