Borja García ha vuelto a maravillar en Montilivi. De la mano de Juan Carlos Unzué, el “10” del Girona ha vuelto a ser el futbolista decisivo que fue en temporadas anteriores y ha mostrado una versión muy superior a la que había enseñado la temporada pasada.
Entre los muchos retos ambiciosos que tenía Unzué al llegar a Montilivi estaba el de intentar que Borja García se quedase en el equipo y después lograr que volviese a ser el futbolista desequilibrante que había sido en otras temporadas, como por ejemplo en la del ascenso o la primera en Primera División con el Girona.
Menos protagonismo
El año pasado, con Eusebio en el banquillo, el madrileño perdió protagonismo. En muchos de los encuentros Borja arrancó desde la banda para caer al centro con balón, pero quedó demostrado con su rendimiento que esa no es la demarcación en la que el jugador puede lucirse más.
La propuesta de fútbol no es muy distinta, Unzué también quiere que su equipo sea protagonista con el balón, pero ha diseñado un plan especial para que Borja brille por encima del resto. En el 4-3-3 que el navarro ha puesto como su esquema ideal en Girona, Borja juega como interior, con quizás algo más de libertad que Gumbau, el otro interior y con Granell cubriéndoles la espalda.
“El primer día que le vi le dije que un futbolista con su calidad tenía que ser trascendente”, declaró Unzué después del recital que dio Borja ante el Rayo, donde también explicó que es lo que quiere del “10” “un jugador como él tiene que recibir cerca del área, donde es peligroso. El año pasado muchas veces tenía que superar dos líneas del rival y perdía influencia, ahora recibe a la espalda de los centrocampistas y solo tiene que filtrar el último pase o acabar. Aquí es donde se siente más cómodo”, sentenció Unzué.
Decisivo
Frente al Málaga en la tercera jornada Borja dio un pase de gol milimétrico que acabó con el tanto de Stuani y que significó la primera victoria del Girona en Segunda, mientras que ante el Rayo completó una de las mejores actuaciones que se le recuerdan en Montilivi.
Pese a no dar ninguna asistencia y aunque el tercer gol de Stuani se dio después de un rechace a tiro del “10”, lo que más maravilló fueron sus intervenciones en tres cuartos de campo y su interpretación del juego para saber que necesitaba su equipo en cada momento.
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