Los hay que son profesionales en su máxima expresión, pero hasta un punto absurdo y lamentable. Como el portero del Diosgyori húngaro, que se ha popularizado en redes sociales por lo que sucedió el pasado domingo, cuando frustró a un niño ilusionado que intentaba meterle un gol.
En los prolegómenos del MTK Budapest-Diosgyori, de la primera división húngara, y como acto entrañable y bonito, un niño ataviado con la camiseta del conjunto local corrió desde el entro del campo a la portería rival con el objetivo de marcar un gol y cimentar un recuerdo inolvidable. Pero Zsombor Senko, el guardameta del cuadro visitante, frustró sus intenciones. No una vez, sino dos, despertando el descontento general en el estadio por lo desalmado de su acto. El niño regresó sin más al centro del campo, donde esperaba un miembro de su familia para consolarle.
Zsombor Senko no quiso satisfacer al niño en cuestión, y el Dios del fútbol pareció enfadarse, porque el encuentro acabó con 4-2 para los locales. El niño no consiguió meterle un gol al aplicado Senko, pero éste más tarde se tragó cuatro.