Sebastián Albella, (Castellón, 62 años), presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) desde noviembre de 2016, ha manifestado a la ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, su intención de abandonar el cargo porque concluye su mandato, según fuentes cercanas al directivo. La comunicación se produjo el pasado 20 de octubre una vez que Albella no recibió ningún mensaje sobre la posibilidad de continuar en su puesto, al que llegó nombrado por el exministro de Economía del PP, Luis de Guindos, en consenso con el dirigente de Ciudadanos, Luis Garicano.
Además del presidente de la CNMV, también abandonará su puesto la vicepresidenta, Ana María Martínez-Pina, que fue presidenta del Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas (ICAC). Ambos directivos seguirán en sus puestos provisionalmente durante un tiempo hasta que el Gobierno nombre a sus sustitutos, tras un acuerdo amistoso con Calviño. El reglamento de la CNMV dice que si no se renueva no podrá quedarse en funciones, pero el Ejecutivo realizará alguna modificación legal para que se mantenga el puesto de mando de la CNMV provisionalmente.
Albella, que era socio en España del despacho de abogado Linklaters cuando llegó al cargo, no regresará a esa firma, tal y como se comprometió públicamente en una comparecencia en el Congreso de los Diputados. Sus planes pasan por la docencia y tomarse un tiempo de descanso para seguir en su profesión de abogado. Tendrá un periodo de dos años de incompatibilidad lo que le impedirá asesorar a empresas cotizadas y entidades financieras por su relación con la CNMV.
Discrepancias con los Gobiernos
Durante su etapa ha mantenido algunas discrepancias con los tres ministros con los que ha trabajado: Guindos, Escolano y Calviño, aunque sin grandes estridencias. Siempre ha reclamado más poder y autonomía para la Comisión, más recursos para que la institución recupere las plazas de empleo público perdido en los últimos años. En la crisis de Abertis se enfrentó al Gobierno del PP porque este quería que los ofertantes tuvieran que pedir autorización al Ejecutivo y él mantuvo que debía ser a la CNMV, como así fue finalmente.
Más polémico ha sido su asesoramiento al Banco Popular, cuando realizó la ampliación de capital, antes de su quiebra. Declaró en el Congreso de los Diputados y también como testigo en la Audiencia Nacional que analiza este caso. Albella afirmó que su relación fue solo un asesoramiento puntual sin más implicaciones y que siempre se ha abstenido en la CNMV cuando ha tomado decisiones contra el Popular, al que abrió expediente sancionador por las cuentas de resultados presentadas. Con el Ejecutivo socialista ha manifestado su discrepancia en la implantación de la Tasa Tobin, impulsada por el Gobierno de Sánchez.
En el verano de 2019 tuvo una polémica con la presidenta del Santander, Ana Botín, porque lanzó un tuit en el que confirmó el acuerdo entre el banco y el comprador, LetterOne, para evitar la quiebra de Dia antes de que se conociera y sin que hubiera cerrado el mercado. Finalmente decidió que el mensaje en las redes sociales “no fue apropiado” y lo calificó de “algo desordenado”, pero no impuso ninguna sanción.
Más transparencia de las empresas con los medios
Albella ha impulsado la transparencia de las empresas cotizadas obligándoles a transmitir información clara y puntual al mercado. En este sentido en 2018 llegó a un acuerdo con la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE) para que los hechos relevantes contengan toda la información necesaria para transmitirla al mercado a través de los medios y abogó porque los ejecutivos ofrecieran al menos una rueda de prensa al año, condición que incumplen muchos de ellos actualmente. En su mandato ha tenido una dedicación especial para explicar a los periodistas las razones por las que la Comisión tomaba sus decisiones.
También ha impulsado la presencia en la ESMA, el organismo que reúne a los supervisores europeos y del que es presidente; ha actualizado el Código Unificado del Buen Gobierno Corporativo y ha acelerado los plazos de emisión, aprobación de folletos y opas. Tras el Brexit, propició la apertura flexibilizando las normas para atraer a España firmas que salían de la City aunque sin gran éxito. Albella es un convencido de la necesidad de que las empresas sean más grandes y coticen en Bolsa para atraer capitales, para lo que aboga por reducir los requisitos formales e imprimir más flexibilidad al procedimiento.
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