El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha asegurado este viernes que sus agencias de inteligencia han descubierto que se prepara un intento de golpe de Estado respaldado por “representantes de Rusia” para el 1 y 2 de diciembre. El líder ucranio eludió dar los detalles del supuesto plan y aclarar si el Kremlin está implicado de forma directa y cómo en el intento de asonada. En una conferencia de prensa en Kiev, Zelenski aseguró además que el poderoso oligarca ucranio Rinat Ajmetov, con el que tiene una relación muy tirante, está siendo arrastrado al complot. El comentario sobre la preparación de una asonada eleva un paso más la tensión en la región, ya en alerta por la concentración de tropas rusas a lo largo de la frontera con Ucrania.
El Kremlin se ha apresurado este viernes a negar cualquier participación en el supuesto plan golpista. “Rusia no tiene planes para tal participación. Rusia nunca participa en tales hechos”, ha incidido Dmitri Peskov, portavoz del presidente ruso, Vladímir Putin. En las últimas semanas, observadores y analistas como el veterano Volodímir Fesenko han advertido no solo sobre la movilización militar de Moscú sino también sobre otra posible fórmula de guerra híbrida en la que Rusia intente provocar una crisis aguda con un cambio de poder en Ucrania, un país de 44 millones de habitantes que está entre los más pobres de Europa.
“Tenemos desafíos no solo de Rusia y una posible escalada, tenemos grandes desafíos internos”, ha dicho Zelenski. “Recibí información de que se llevará a cabo un golpe de estado en nuestro país el 1 y 2 de diciembre”, ha añadido el presidente ucranio que asegura manejar “información sólida” del complot en el que “personas de Ucrania” y “representantes de Rusia” están discutiendo la participación del oligarca Ajmetoven en el complot. “Creo que [el magnate] puede no saberlo”, ha apuntado Zelenski. A través de su portavoz, el empresario aseguró a la agencia a la agencia Interfax que las acusaciones son “una completa mentira”.
En los últimos meses, el presidente ucranio ha puesto en la diana a Ajmetov y a otros grandes empresarios del país con una “ley antioligarcas” que busca restar poder a los magnates más ricos del país, pero que también ha recibido críticas de algunos expertos, que creen que puede dar demasiado poder al Consejo de Seguridad y Defensa Nacional, que, aunque con la ley en la mano, decidirá quién es considerado oligarca. Ajmetov es propietario de la empresa eléctrica privada más grande del país y tiene un gran holding de empresas —minería, aseguradoras, finanzas—, gran parte de ellas en el este de Ucrania, un equipo de fútbol —el Shakhtar Donetsk—, y un imperio de comunicación.
Los canales de Ajmetov han cambiado en las últimas semanas de una cobertura amable a otra mucho más crítica con el presidente Zelenski, un antiguo actor cómico que llegó a la presidencia en 2019 con un discurso contra las élites y la corrupción y que prometió resolver el conflicto del Donbás contra los separatistas prorrusos, que reciben el apoyo económico y militar del Kremlin. En los últimos meses, la popularidad de Zelenski, que arrasó con un 73% en las presidenciales de hace dos años —su partido, Servidor del Pueblo, también logró una mayoría inédita en las legislativas— se ha resentido.
En un maratoniano encuentro con periodistas, Zelenski habló este viernes extensamente de la amenaza de una escalada militar rusa y aseguró que Ucrania ha desarrollado y mejorado su ejército en los últimos años y que estaría listo para ello. “Tenemos el control total de nuestras fronteras y estamos completamente preparados para cualquier escalada”, ha dicho Zelenski. Según la información de Estados Unidos y de la inteligencia de Kiev, Rusia ha acumulado a unos 114.000 soldados en torno a sus fronteras con ucrania y en la península de Crimea, que Moscú se anexionó en 2014 con un referéndum considerado ilegal por la comunidad internacional y que se celebró con presencia militar rusa sobre el terreno.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha vuelto a alertar este viernes sobre la movilización rusa y ha advertido a Moscú de que cualquier uso de la fuerza contra ucrania tendrá un alto coste. Kiev consolidó su viraje hacia Occidente en 2013, con unas movilizaciones proeuropeas que desembocaron en el derrocamiento y huida del presidente Viktor Yanukovich, aliado del Kremlin. El país, que sufrió el movimiento de Rusia para anexionarse Crimea y la guerra del Donbás, quiere unirse a la Alianza Atlántica. Y aunque su adhesión parece extremadamente lejana, es una clara línea roja para el Kremlin que trata de mantener a Ucrania, otra antigua república soviética, bajo su influencia. Rusia defiende que la OTAN supone una amenaza, que está desencadenando provocaciones y que tiene el derecho a mover sus tropas como desee.
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