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El preso que asesinó a otro en la cárcel: “Es un violador de niños. Tranquilos, está muerto”

El centro penitenciario de Brians 2.Albert Olivé

El preso que asesinó a otro interno el pasado martes por la tarde en la cárcel de Brians 2, en Sant Esteve Sesrovires (Barcelona) lo hizo como “castigo” por sus delitos. Según la declaración de tres funcionarios que estaban en el patio del módulo 3, donde ocurrieron los hechos, el agresor se acercó por la espalda a su víctima y le apuñaló de una forma “extremadamente violenta”. Cuando los funcionarios se acercaron para poner orden, y mientras la víctima estaba en el suelo, el preso les gritó: “No os acerquéis, esto no va con vosotros (…) Este es un proxeneta, un violador de niños, tranquilos que ya está muerto”.

Las declaraciones forman parte de la investigación abierta por un juzgado de Granollers para aclarar los hechos. El auto constata que el móvil del agresor -que cumplía una larga condena por asesinato- era castigar a la víctima, cuyos delitos consideraba “reprobables”. El fallecido, de 32 años, había sido condenado por prostitución de menores y de discapacitados y por violencia machista.

El juez ha ordenado la prisión provisional y sin fianza del autor del crimen, de 37 años, y le atribuye un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento. La investigación concluye que no hubo “provocación previa” por parte del preso fallecido y que el agresor no tenía sus facultades mentales mermadas ni por enfermedad ni por el consumo de sustancias tóxicas. A las 19.15 horas, el hombre se acercó “de forma súbita e inopinada” a su víctima, que estaba escuchando música con un mp3 apoyado en una columna. Le asestó 29 puñaladas entre el cuello, el tórax y el abdomen con un cuchillo punzante afilado cuyo mango estaba envuelto en una tela. El hombre no pudo oponer resistencia en ningún momento.

Los hechos los corroboran no solo los funcionarios, sino también las cámaras de vigilancia que registraron lo sucedido en el patio de Brians 2. Tras analizar las imágenes, el juez concluye que la acción fue “planificada, súbita y con la intención de causar el mayor daño posible”.

En su declaración ante el juez, además, el hombre aceptó los hechos y explicó que antes de entrar en prisión (por asesinato) hizo de los ajustes de cuentas su modo de vida y jamás tuvo oficio conocido. El magistrado subraya que obtuvo el arma homicida “desde el exterior” y señala que el preso es “una persona notablemente peligrosa” por la “cantidad de antecedentes penales” que acumula, incluidas amenazas y robos con fuerza.


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