Juan García-Gallardo y Santiago Abascal celebran el resultado electoral de Castilla y León, en Valladolid el pasado 13 de febrero.PABLO REQUEJO (Efe)
“No se ha visto en una igual”. Con estas palabras, fuentes del entorno de Juan García-Gallardo resumen los acelerados días que vive el futuro vicepresidente de la Junta de Castilla y León desde el 13 de febrero, cuando las elecciones regionales otorgaron 31 procuradores al PP y 13 a Vox, concediendo a la extrema derecha la llave de la gobernabilidad. A sus 31 años, este abogado burgalés ha pasado en apenas unas semanas del anonimato —hace nueve meses ni siquiera estaba afiliado a la formación liderada por Santiago Abascal, y el estudio del CIS previo a los comicios señalaba que solo un 20% de la población lo conocía— a tocar poder institucional, que compartirá con el actual presidente en funciones, el popular Alfonso Fernández Mañueco.
García-Gallardo acaba así en una posición que ni imaginaba cuando en junio de 2021 decidió acercarse a Vox “por convicciones e ideales”, según sus conocidos. Los tambores de adelanto electoral en Castilla y León propiciaron que la cúpula del partido cribara nombres de posibles aspirantes. Y tras un contacto en persona en Madrid y otro en Navidad en Amurrio (Álava), hogar de Abascal, el jefe de la formación se decantó por él.
“Es informal, bromista, muy normal si le dejan ser como es”, repiten los allegados de García-Gallardo. “Mañueco es un pan sin sal”, dicen voces cercanas al futuro vicepresidente, que añaden: “Así que Juan puede hacer de contraposición y ganar personalidad en las sesiones de control”. Para ello tendrá que aprovechar la “labia y agilidad” que potenció en los concursos de debate en los que participaba durante sus años de estudiante en Madrid. En campaña ya demostró su capacidad de adaptación: comenzó encorsetado y ceñido a los papeles, pero terminó cómodo ante los micrófonos.
García-Gallardo no ostenta cargos orgánicos en Vox y necesitará marcar perfil propio en la Junta. “La juventud puede ser ventajosa. Tiene personalidad. Además, tendrá cargo y despacho”, destacan estas voces como avales para su crecimiento. Sobre los tuits racistas y homófobos publicados hace años, creen que se deben a “otros tiempos”. Aunque, respecto a otros más recientes donde usa el término “feminazis”, estas mismas fuentes recalcan que responde a su “ideología de verdad, en la línea de Vox”.
García-Gallardo viene de una importante saga de abogados, en la que confió, por ejemplo, el empresario José María Ruiz-Mateos. El empresario burgalés Julián Alonso comenta que en la familia, “muy patriota”, hubo división de opiniones sobre el salto político de “Juanín”, como lo llamaban de niño. “El chaval es brillante y se mete por convicciones”, detalla Alonso, que no entiende la aspiración parlamentaria de García-Gallardo, que podría seguir la estela jurídica iniciada por su abuelo con un despacho que su padre le había preparado en la capital.
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