El productor Harvey Weinstein es un criminal sexual

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Harvey Weinstein, a su llegada este lunes al tribunal penal del Estado de Nueva York. / En el video, el veredicto del fiscal. FOTO: EFE/ VIDEO: AP

Harvey Weinstein ha sido hallado culpable este lunes de dos de los cargos de los que se le acusaba: delito sexual en primer grado (sexo oral forzado) a la ayudante de producción Mimi Haleyi y violación en tercer grado (sin el uso de fuerza extrema, pero sin consentimiento expreso, según la ley de Nueva York) a la actriz Jessica Mann. La decisión del jurado del primer y único proceso penal desde el origen del movimiento Me Too exculpa al productor de cine de los cargos de agresión sexual “depredadora”, un término legal que se utiliza para explicar que el crimen forma parte de la conducta natural del acusado. Estos últimos eran los más graves y por los que arriesgaba cadena perpetua. El juez James Burke ordenó que el excapataz de Hollywood fuera trasladado inmediatamente a prisión. Puede pasar hasta 25 años tras las rejas y tiene pendiente un próximo juicio en Los Ángeles por dos presuntas agresiones sexuales cometidas en febrero de 2013.
El productor de películas como Pulp Fiction, Shakespeare in love o el Paciente inglés siempre ha defendido su inocencia. En este juicio, en el que no testificó, se declaró no culpable de los cinco cargos en su contra, alegando que las relaciones sexuales fueron consentidas. Estaba acusado de violar a Mann en 2014 y de practicarle sexo oral a la fuerza a Haleyi en 2006. Por ello se enfrentaba a un delito sexual en primer grado; dos de violación, en primer (con arma o violencia extrema) y tercer grado (sin consentimiento explícito); y dos de agresión sexual “depredadora”. La sentencia está prevista para el 11 de marzo.
Durante los casi dos meses que duró el juicio, se ha visto a Weinstein, de 67 años, llegar a la Corte penal del Estado de Nueva York encorvado, apoyado de un andador por un accidente de coche que sufrió en agosto del año pasado. Sus críticos lo acusaban de querer dar lástima. Sus críticos le acusaban de querer dar lástima. “A pesar de lo que sus ojos están mirando, no es un anciano inofensivo”, le advirtió al jurado en una sesión la fiscal asistente Meghan Hast. “Es un depredador y violador sexual”, agregó. El juez Burke dijo que solicitará que Weinstein sea retenido en la enfermería de la cárcel después de que sus abogados reclamaron atención médica para su cliente por su cirugía de espalda.
La defensa siempre intentó apelar a la relación amistosa que Weinstein mantuvo con las víctimas después de los hechos denunciados, alegando que si su cliente hubiese sido culpable, no habrían seguido en contacto. La abogada del criminal, Donna Rotunno, reputada especialista en representar a hombres acusados de abuso sexual, trató de desmontar las acusaciones. “La ironía de este juicio es que las actrices han escrito un guion. En su universo paralelo, las mujeres no son responsables de las fiestas a las que asisten, de los hombres con que coquetean, ni de las habitaciones de hoteles a las que entran”, argumentó.
Además de las dos víctimas que llevaron sus casos a juicio, cuatro otras mujeres declararon haber sufrido abusos de Weinstein y una veintena de testigos las respaldaron. Las que se subieron al estrado narraron la estrategia del otrora dueño de la ciudad de las estrellas para conseguir tener sexo con ellas. El patrón de conducta era fijar una reunión en su hotel con la excusa de estar considerándolas para un posible trabajo. Para ellas, era el hombre de los mil Oscar. Una vez que estaban a puerta cerrada, por la fuerza, las violaba, manoseaba o les practicaba sexo oral. “Así es como funciona la industria”, le dijo a una de ellas.
Si se hubieran acercado a la planta 15ª del tribunal penal del Estado de Nueva York todas las mujeres que han afirmado públicamente haber sufrido los abusos de Weinstein, habrían comparecido 90 presuntas víctimas. La mayoría de esos casos son demasiado antiguos para dar origen a un procedimiento. Como se supo durante las semanas del juicio, muchas mujeres decidieron por temor, y a veces vergüenza, hacer como si la agresión no hubiese ocurrido.
El fiscal de distrito de Manhattan, Cyrus Vance, celebró este lunes, tras conocer el veredicto, que Weinstein “finalmente ha tenido que rendir cuentas”. Vance elogió el trabajo de casi dos meses de los jurados, que fueron muy difíciles de conseguir porque muchos seleccionados no se veían capaces de decidir con objetividad en un juicio valorado por unos como el referéndum del Me Too. “Este juicio y su veredicto marca una nueva etapa en nuestro sistema de justicia penal”. “A las sobrevivientes: estoy y estamos en una inmensa deuda por su coraje”, sostuvo en la rueda de prensa. Este juicio marcará el precedente para los futuros procesos penales relacionados con el acoso.
La vida de Harvey Weinstein –y la sociedad estadounidense– cambió en octubre de 2017. Sendas investigaciones periodísticas de The New York Times y The New Yorker, que detallaban los abusos sexuales cometidos por el gigante de Hollywood a decenas de mujeres, destaparon una conducta criminal propagada en la industria del cine. La respuesta inmediata en las redes sociales fue: “A mí también”. Víctimas de agresiones sexuales de los más diversos rincones del mundo se movilizaron para concienciar sobre esta lacra dando origen al movimiento #MeToo.
En dos años, Weinstein fue expulsado de la Academia de Hollywood, se internó en un centro para tratar su adicción al sexo, vendió sus propiedades para financiar su defensa, se divorció de Georgina Chapman, con quien estuvo casado 10 años, y perdió todo el respeto de la industria que un día dominó. Algo que no podía imaginar cuando gritó en una de sus legendarias fiestas en Los Ángeles: “Estoy encantado de ser el puto sheriff de esta puta mierda de ciudad”. Cuando alguien lo incomodaba, se lo hacía saber. “Zorra, ¿quién te has creído que eres”, le dijo en una oportunidad a la periodista Rebecca Traister mientras lo entrevistaba. Cuando el novio de Traister, también reportero, se metió en medio, Weinstein lo inmovilizó con una llave. Así funcionaba el mundo desde los ojos del criminal.
Weinstein se enfrenta a una condena de entre 5 y 25 años tras las rejas por el cargo de agresión sexual en primer grado y entre 18 meses y 4 años por la violación en tercer grado. Este juicio no será el último para el productor. El 7 de enero la Fiscalía del distrito de Los Ángeles presentó cuatro cargos formales contra él por dos agresiones sexuales cometidas presuntamente en febrero de 2013. Los dos supuestos casos de abusos sucedieron en días consecutivos y en habitaciones de hotel en el área de Los Ángeles. Según la fiscal del distrito, Jackey Lacey, las dos presuntas víctimas se lo contaron en su momento a otras personas.

Annabella Sciorra no fue suficiente

Annabella Sciorra, la actriz conocida por sus papeles en True Love y Los Soprano, testificó a finales de enero que el productor de cine la violó hace más de 25 años, un delito prescrito. Aunque no era parte del proceso, la fiscalía consideró su historia como una evidencia que podría demostrar la conducta depredadora de Harvey Weinstein. Sin embargo, el jurado consideró que no existían elementos suficientes para condenarlo por dicho cargo, el más grave de todos, y por el que arriesgaba cadena perpetua.
Durante los cinco días de deliberaciones, los 12 miembros del jurado le solicitaron en reiteradas ocasiones al juez James Burke las transcripciones y pruebas relacionadas con el testimonio de Sciorra. Era evidente que querían examinar más a fondo la denuncia de la actriz, quien dijo en el estrado que Weinstein abusó de ella en el invierno de 1993-1994. “Puso su pene en mi vagina y me violó”, repitió Sciorra al jurado en dos ocasiones por petición de la ayudante del fiscal Joan Illuzzi-Orbon. Al finalizar la sesión del pasado viernes, el jurado le preguntó al juez si podían tener un veredicto unánime por los cargos más leves, pero un veredicto parcial para los cargos de depredador sexual. Burke les pidió que llegaran a un acuerdo sobre los cinco cargos y finalmente el jurado exculpó a Weinstein de este cargo.
“Weinstein con su manipulación, sus recursos, sus abogados, sus publicistas y sus espías hicieron todo lo posible para silenciar a las supervivientes”, dijo este lunes el fiscal de distrito de Manhattan, Cyrus Vance. Weinstein contrató a la agencia de espionaje israelí Black Cube para intentar silenciar a sus víctimas. En uno de los correos electrónicos que le envió el productor a los espías figuraba un listado de nombres de mujeres, algunos de ellos subrayados en rojo. Uno de esos era el de Sciorra. El jurado solicitó esa prueba en las deliberaciones, pero no fue suficiente.


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