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El protocolo de conmociones cerebrales de la NBA, un quebradero de cabeza

Drama en los Lakers: Anthony Davis tuvo que retirarse por un golpe en la cabeza

Todo apunta a que Anthony Davis podrá jugar el sexto partido de la serie ante los Warriors. Después de recibir un codazo de Kevon Looney, Anthony Davis tuvo que abandonar el partido y marcharse directamente a los vestuarios. 

Afortunadamente, parece que la desafortunada acción se quedó ahí pero pudo haber sido peor, y no por el codazo. La mejor noticia posible para AD y los Lakers es que no ha entrado en el protocolo de conmociones cerebrales de la NBA, lo que hubiera convertido sus próximas horas en un calvario de pruebas médicas y muy probablemente impedido su presencia en el partido de esta madrugada.

En su afán por proteger a los jugadores, la NBA introdujo en 2016 un restrictivo y severo protocolo a seguir en caso de conmociones cerebrales, producidas comúnmente en acciones como la protagonizada por Looney y Davis. 

¿Cómo funciona el protocolo?

Si hay sospechas de que puede padecer una conmoción cerebral o muestra síntomas, el jugador tiene que ser apartado inmediatamente del partido. Más tarde, se someterá a una exploración en un “ambiente tranquilo y sin distracciones”. 

Si no se le diagnostica una conmoción cerebral después de esta evaluación (como en el caso de Antohony Davis), el personal médico del equipo continuará vigilando a ese jugador y se someterá al menos a otra evaluación de conmoción cerebral antes del próximo partido o entrenamiento del equipo. Si ese jugador desarrolla signos o síntomas de conmoción cerebral posteriores, volverá a ser apartado (no es el caso de Anthony Davis, ya que Darvin Ham aseguró que no ha mostrado síntomas de nada). 

De haberse diagnosticado una conmoción cerebral, Anthony Davis no podría haber jugado el sexto partido, ya que el protocolo establece que todo aquel al que se le haya diagnositcado una conmoción no puede volver a jugar durante al menos 48 horas, incluida la fecha del diagnóstico y hasta completar el proceso de regreso requerido, que ahora explicamos brevemente.

¿Qué hay que hacer para volver a jugar?

Queda claro que Anthony Davis no tiene una conmoción, ¿pero y si la hubiera tenido? En ese caso, la estrella de los Lakers (y cualquier otro jugador) hubiera estado monitoreado 24 horas al día, para ver cómo evoluciona después de la lesión. Una vez pasadas esas 24 horas, y no antes, podría empezar el tedioso camino para volver a jugar a baloncesto.

Para comprobar que se encuentra bien, el jugador tendría que pasar varias pruebas físicas, que podrían ser ir en bicileta o trabajos de agilidad. Después de superar estas pruebas, que van subiendo de intensidad y dificultad, el jugador debería pasar un examen neurológico, que de no superar, lo obligaría a empezar el proceso de vuelta desde el punto en que no mostraba síntomas. 

El propio protocolo deja claro que no hay un periodo de pruebas establecido para este proceso, ya que cada jugador es lesión es diferente y deben ser tratados y estudiados a medida.

Ya he superado el periodo de prueba, ¿ahora qué?

¿Os pensábais que iba a ser fácil? Una vez diagnosticada la conmoción cerebral y superados con éxito todos los pasos anteriores, el jugador podrá volver a jugar siempre que cumpla cuatro requisitos: no tener síntomas relacionados con la conmoción cerebral estando en reposo, que un médico con experiencia en conmociones cerebrales le de el visto bueno, que haya completado el proceso de regreso y obtener también el OK del Director del Programa de Conmociones Cerebrales de la NBA.

Brandon Ingram tiene el récord

Ha habido más de 100 casos de jugadores que han entrado en este protocolo en la NBA desde 2010, pero ninguno tuvo un percance tan grave como Brandon Ingram. En octubre del 2022, el jugador de los Pelicans recibió un golpe fortuito que a pesar de no ser excesivamente violento, lo dejó un total de 93 días fuera de combate. 




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