Cantaba Andrés Calamaro que Maradona no es una persona cualquiera. Messi tampoco lo es. A las puertas del Mundial de Qatar, su resurrección es un hecho incontestable. Aunque pueda haber perdido chispa debido al paso del tiempo sigue siendo un futbolista total, capaz de suplir cualquier carencia con la inteligencia con la que flota sobre la cancha: “Y se le ve feliz”, añaden en Francia, algo que no se daba por descontado hace unos meses.
En ese sentido, el PSG ha empezado a discutir si le ofrece o no la renovación a Messi y en qué condiciones. El cuadro parisino sabe lo que representa este Mundial para el argentino, pero también entiende que tiene que abordar este asunto antes de que sea tarde. De momento no ha habido ninguna comunicación ni con él ni con su entorno, pero la idea que se baraja en los despachos es la de sentarse a negociar con Leo a principios de 2023.
El futbolista computa siete goles en lo que va de temporada, mentalmente tiene la tranquilidad que le faltó en su primer año y se siente necesario en el equipo. El esquema táctico de Christophe Galtier le ha ayudado porque está mucho más arropado, con Achraf por fuera y con Vitinha y Verratti por dentro, dos socios maravillosos en el juego de posición. Probablemente Messi no vuelva a ser el del Barça, pero esta es la mejor versión en el PSG.
El club, que no solo analiza factores deportivos sino también atiende a las gráficas de marketing, entiende que con el argentino puede explotar mucho mejor su marca. Desde su llegada se sumaron más de diez patrocinadores, prueba del gancho mediático que tiene un Messi que, como Maradona, tampoco es un futbolista cualquiera. Renovarle va más allá del fútbol. Mientras tanto, él solo tiene en mente Qatar. No descarta seguir en el PSG, pero ese horizonte aún queda lejano.