A través de Luis Campos, el PSG negó que Mbappé quiera marcharse: “No nos lo ha pedido”, dijo el asesor deportivo en una noche en la que el club necesitaba urgentemente a un apagafuegos. En Francia, sin embargo, se reitera esta mañana que la ruptura entre ambas partes es un hecho y que Kylian se siente traicionado por las promesas incumplidas, entre las que destaca que Neymar aún siga vistiendo la camiseta del PSG.
El cuadro capitalino no va a dejar que Mbappé se marche en enero de ninguna manera. Es imposible. Pero mientras otros dan muestra de estabilidad, el PSG no deja de ser la representación de un club volátil: “El caso Kylian revela una vez más las debilidades internas y crónicas de un club que ha confiado demasiado en sus jugadores”, apunta el director del diario L’Équipe en su editorial de esta mañana.
A ojos de muchos resulta incomprensible que al futbolista que se le renovó hace cinco meses, y al que se le abonaron 150 millones de euros por su supuesta fidelidad al club, quiera ahora fugarse porque las cosas no son como le prometieron que iban a ser: “Que el hombre que tiene que capitanear al PSG quiera abandonar el barco es un sinsentido”, ahonda L’Équipe, que interpreta la reacción de Mbappé como la pataleta de un joven caprichoso.
La presencia de Neymar, que también le discute la ejecución de algunos penaltis, la no incorporación de un ariete referencia que le obliga a jugar donde no le gusta y sobre todo no sentirse el gran protagonista en el PSG han disgustado a un Mbappé que puede que haya filtrado que quiere irse, pero que no lo va a hacer en invierno. El PSG no aguantaría ese descrédito e intentará arreglarlo a nivel interno, donde el ruido se disimula mejor que en los medios.