Se le hizo eterno el partido a un Paris Saint-Germain que mostró mucho petróleo pero careció de gasolina. En la primera mitad enseñó los dientes a la mínima ocasión que tuvo, maniató al Manchester City, y se fue al descanso con una mínima ventaja que supo a poco a los de Pochettino. Perdonaron, y como suele ocurrir en estos casos, lo acabaron pagando muy caro. Los de Guardiola saltaron al césped en la reanudación haciendo el recuento para pasarle la cuenta a Neymar, Mbappé y compañía, y aunque gracias a dos acciones donde la fortuna tuvo mucho que ver para que el balón acabase en la portería defendida por Keylor, se llevaron a Manchester un resultado que, sin ser definitivo, sí que hace que estén en muy buena disposición de alcanzar la final de la Champions por primera vez.
El City, sin referencia arriba
Guardiola salió sin referencia en ataque. Ni siquiera se puede hablar de que planteó el partido con un ‘falso 9’. Interpretó que Bakker era el punto flaco del PSG y en el tramo inicial el City intentó una y otra vez buscarle las cosquillas al joven lateral neerlandés.
El PSG, por su parte, de primeras no solo se sintió cómodo sin el balón, confiando su suerte al buen hacer de Di María, Neymar y Mbappé al contragolpe, sino que por momentos llegó incluso a robarle el cuero al Manchester City de Pep Guardiola. Y eso son palabras mayores.
Sin embargo, pecó de indulgente el PSG, y a buen seguro que Pochettino se arrepiente ahora de no haber metido más carne en el asador cuando pudo. En la segunda parte, el City fue de menos a más y ni siquiera necesitó de su mejor versión para darle la vuelta al marcador. Bastó con detectar y aprovechar que al PSG se le fundieron los plomos. Por físico, por vértigo, o por lo que sea. Pero el cuadro parisino, que tiene mucho petróleo en forma de estrellas, se quedó sin gasolina y con el motor gripado. Veremos si el argentino es capaz de encenderlo de nuevo en Manchester, pero se antoja difícil.
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