Tenía numerosas cuentas pendientes el PSG en la eliminatoria frente al Bayern y este martes saldó, quizá no todas, pero sí gran parte de ellas. El conjunto parisino buscaba una redención en esta Champions y fue lo que encontró al noquear al vigente campeón de la competición en una eliminatoria trepidante que deleitó a los más exquisitos. No hubo tantos goles en París como en Múnich, pero no faltó emoción y espectáculo.
El PSG de Mauricio Pochettino ajustó cuentas resistiendo la bravura y el pundonor del Bayern de Hansi Flick. Los franceses, liderados por la mejor versión de Neymar, se vengaron de la final perdida el curso pasado en Lisboa en un ejercicio de resistencia y sufrimiento. Además de saborear una dulce ‘vendetta’, los parisinos despejaron los fantasmas de remontadas pasadas frenando al rodillo bávaro.
Tenía el PSG en la retina los traspiés vividos a manos del FC Barcelona y del Manchester United, quienes pese a un adverso resultado en la ida habían conseguido remontar ante la impotencia parisina. Con Pochettino, todo ello queda atrás y el cuadro francés se sacudió el miedo que tantas veces le impidió tener un éxito mayor.
Cayó como un gigante el Bayern, pero cayó. Para El equipo alemán planteó una remontada a fuego lento que se quedó a medio cocinar pese a la insistencia de sus jugadores, quienes nunca desistieron. ¿Qué habría pasado con Lewandowski sobre el campo? ¿Hubiera cambiado la historia? Nunca lo sabremos, pero es de aplaudir la entrega y perseverancia del conjunto dirigido por Hansi Flick.
Show de Neymar
Lo de Neymar merece un capítulo a parte. El brasileño demostró que cuando se pone a jugar, pocos o casi ninguno están a su altura. El ‘10’ parisino ofreció por fin su mejor versión para liderar a un PSG que opta a conquistar su primera Champions.
Lo de ayer fue de traca; bicicletas, pisadas, amagos, regates imposibles… Neymar sacó a relucir su extenso catálogo de mago para deleite de los amantes del fútbol. Su ‘cara B’, la de un Mr. Hyde quien es noticia por fiestas, polémicas y carácter irreverente, quedó aplacada por la del enorme futbolista que es.
De sus botas nacieron las mejores ocasiones del cuadro parisino, pero sólo los palos -tiró hasta dos veces contra la madera- impidieron que su magistral actuación tuviera el premio del gol. Por surte para el PSG, no hizo falta.
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