Una caja negra, supuestamente recuperado del avión ucraniano estrellado, Boeing 737-800, en Teherán. En vídeo, las reacciones políticas al accidente. WANA / REUTERS | reuters
El pulso por controlar la investigación del siniestro del Boeing 737 ucranio estrellado en Irán aumenta. Mientras que países como EEUU o Canadá recalcan que, según sus informes de inteligencia, es “altamente probable” que el avión fuese derribado accidentalmente por un cohete iraní matando a sus 176 ocupantes, Teherán niega esa posibilidad tajantemente. En un momento diplomático complejo, las autoridades iraníes insisten en controlar la extracción de datos de las cajas negras, aunque aseguran que han invitado a especialistas de los países afectados; una postura que ha elevado las dudas en la comunidad internacional, que exige una investigación transparente e independiente.
No es la única inquietud. Expertos internacionales se han mostrado seriamente preocupados por el manejo que ha hecho Teherán del lugar del accidente, que ya ha sido despejado de gran parte de restos del siniestro. Varios medios gráficos muestran que se estaba utilizando maquinaria pesada para ello. La maniobra aumenta los temores a que Irán haya tratado de eliminar evidencias de la zona. El siniestro del vuelo PS752 de Ukraine Airlines International se ha sumado a la fuerte tensión entre EEUU e Irán, después del asesinato ordenado por Washington de un alto cargo militar iraní, que Teherán respondió lanzando cohetes a bases que EEUU tiene en Irak el mismo día que el avión se estrelló. Un conflicto al que ahora se han sumado de manera tangencial los países afectados (a bordo volaban 82 iraníes, 63 canadienses, 10 ucranios, 10 suecos, cuatro alemanes y tres ciudadanos británicos).
Los ministros de Exteriores de los Veintiocho países de la UE han reclamado a Teherán una investigación independiente sobre lo ocurrido con la aeronave, que cubría la ruta Teherán-Kiev. Y el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha respaldado la tesis de aliados como Canadá, que apunta a un misil.
Ucrania vive la tragedia como una catástrofe de la que apenas se puede despertar. Además de haber perdido a una decena de ciudadanos –toda la tripulación—, el suceso recuerda al derribo del MH17 de la compañía Malaysia Airlines sobre territorio ucranio en 2014 con un misil ruso, en el que Rusia siempre ha negado cualquier responsabilidad, pese a que una investigación internacional ha señalado a varios de sus militares. El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, ha reclamado este viernes públicamente a todas las partes que compartan con Kiev la información de sus investigaciones. El malestar es palpable: los Gobiernos occidentales, aliados de Kiev en el conflicto con Rusia, no habían compartido antes con Zelenski las evidencias que les llevan a creer que el avión fue derribado. La oficina del fiscal general de Ucrania emitió una solicitud pública de ayuda de Canadá, buscando información de las agencias de inteligencia sobre un posible ataque con misiles.
“Nuestro objetivo es determinar la verdad innegable. Creemos que es responsabilidad de toda la comunidad internacional ante las familias de los muertos y el recuerdo de las víctimas de la catástrofe”, dijo el presidente Ucranio en una declaración. Zelenski, que después de haber sido el núcleo del escándalo que ha derivado en el proceso de impeachment a Donald Trump vuelve a encontrarse bajo el foco internacional, habló después por teléfono con el secretario de Estado de EE UU, Mike Pompeo. Su equipo aseguró más tarde que ya habían recibido “importantes datos” y que estaban analizándolos.
La atención se centra ahora en las cajas negras y en el acceso que puedan tener los expertos internacionales a los datos y el lugar de la catástrofe. El equipo de 45 especialistas enviado por Ucrania –incluidos especialistas que ayudaron a investigar el derribo del vuelo 17 de Malaysia Airlines sobre territorio ucraniano– ya está en Teherán. Y el ministro de Exteriores ucranio, Vadym Prystaiko, ha asegurado que han empezado podido tener acceso a las cajas negras; aunque no han analizado todavía ninguna información. Sin embargo, Ucrania quiere que las cajas negras se analicen en Kiev. Irán, que recalca que es “científicamente imposible” que la aeronave fuese alzada por sus misiles, afirma también que ha invitado a investigadores de la multinacional estadounidense Boeing, de EEUU, Francia y Canadá.
Una investigación como la de la catástrofe del Boeing 737-800 puede llevar meses o incluso años y suele involucrar a distintos países (los afectados) además de la compañía fabricante de la aeronave y la aerolínea. Teherán ha dicho que podría llevar más de un mes solo procesar los datos recuperados de los registradores de vuelo. La investigación total podría llevar dos años, ha declarado este viernes Hassan Rezaeifar, jefe del equipo de investigación iraní, en una conferencia de prensa citada por la agencia estatal iraní.
“Necesitamos software y hardware especiales que estén disponibles en nuestro país, pero si no extraemos los datos debido a los daños de la caja negra, obtendremos ayuda de otros países”, dijo Rezaeifar. El equipo de investigación iraní dijo el viernes que primero buscaría analizar las cajas negras, incluida la grabadora de datos de vuelo y la grabadora de voz de la cabina, en Irán. También podrían evaluarse en Rusia, Ucrania, Francia o Canadá.
Que Teherán lidere el caso y sea también la parte señalada ha despertado algunos temores. Las imágenes de medios de comunicación, como la estadounidense CBS News, que muestran que el lugar de la tragedia estaba siendo despejado de escombros ha preocupado a expertos como Graham Braithwaite, profesor de investigación de seguridad y accidentes en la Universidad de Cranfield. El especialista comentó a The Guardian que conservara el lugar es importante porque esa evidencia es lo que puede “contar la historia” si las cajas negras están dañadas.
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