El Rayo Vallecano, que inició la segunda vuelta del campeonato liguero en puestos europeos, en los que llegó a estar cuatro jornadas seguidas, ve desvanecerse su ilusión continental tras encadenar una racha de siete partidos sin ganar que aún así le mantiene muy cerca de la permanencia, su objetivo principal.
El equipo madrileño está atravesando un bache de resultados que se prolonga desde hace dos meses. Su última victoria fue el 6 de febrero ante el Almería, en Vallecas, y desde entonces lleva cinco empates (Getafe, Sevilla, Athletic Club, Girona y Valencia) y dos derrotas (Cádiz y Celta de Vigo) que han frenado su progresión en la clasificación.
El Rayo, a falta de once jornadas para concluir la Liga, es octavo con 37 puntos, a siete de la sexta plaza del Villarreal y diez por encima del descenso que marca el Espanyol.
En el equipo madrileño no quieren que se vuelvan a producir los agobios del pasado curso, cuando protagonizaron una excelente primera vuelta y en la segunda, tras encadenar trece partidos sin ganar, comenzaron a ver el descenso demasiado cerca.
Este año la salvación parece encarillada, sobre todo porque Andoni Iraola, en repetidas ocasiones, ha cifrado ese objetivo en cuarenta puntos para poder soñar con metas mayores.
Ese discurso realista es el que siempre han transmitido desde el cuerpo técnico aunque algunos jugadores sí han reconocido públicamente que jugar Europa es una ilusión y pelearían por ello.
La próxima jornada el rival del Rayo es el Atlético de Madrid, al que han ganado en cinco de sus diecisiete visitas a Vallecas, la última el 10 de febrero de 2013, hace justo diez años.