El rector de la Universidad de Buenos Aires: “La matrícula gratuita es la política de Estado más positiva que tuvo Argentina en 70 años”


El Instituto Cervantes ofreció a la Universidad de Buenos Aires (UBA) homenajear los 200 años de su nacimiento guardando un libro en su Caja de las Letras. Y, aunque por sus aulas han pasado grandes literatos de fama mundial ―como Borges o Cortázar―, su rector Alberto Edgardo Barbieri (66 años) ha optado por encerrar en Madrid una primera edición de Nunca más, un documento firmado por la comisión que investigó las desapariciones forzadas ―muchas de profesores y estudiantes de la UBA― durante la dictadura militar (1976-1983) y que editó esta universidad. “Nunca más es un legado de memoria, verdad y justicia”, justifica el rector, exdecano de Económicas, en la sede central del instituto en Madrid.

Barbieri, que se acaba de reunir en París con el presidente de Francia, Emmanuel Macron, está al frente de una de las tres grandes universidades de Sudamérica, junto a la de São Paulo y la Autónoma de México. Una maquinaria gigantesca con 335.000 estudiantes de grado ―la Complutense de Madrid, la mayor de España, tiene 51.000―, más de 35.000 de posgrado, 35.000 docentes, más de 10.000 investigadores, casi 100 centros de investigación.

Tras la celebración de esta entrevista, el Consejo Superior de la UBA rechazó por casi unanimidad los Presupuestos Generales para 2022 que recortan en un 6,2% la financiación en educación en Argentina, que acumula en seis años una bajada del 32%. Un descenso que es, de hecho, mucho mayor debido a inflación desbocada del país. Según la institución, ello pone en riesgo la marcha de sus seis hospitales. “El proyecto actual enviado por el Poder Ejecutivo no alcanzaría siquiera para hacer frente al pago de salarios de docentes y no docentes”, expresó la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA) en un comunicado. Barbieri, por contra, prefiere no opinar en este diario mientras prosigan las negociaciones. La UBA no tiene opción de recaudar con las matrículas universitarias porque en Argentina estas son gratuitas en los centros públicos, tanto para nacionales como para extranjeros. No hay tampoco examen de ingreso, cada cual estudia lo que quiere si aprueba el primer Ciclo Común Básico, un exigente primer año en el que se fomenta el pensamiento crítico.

Pregunta. En España está sobre la mesa la gratuidad de la universidad, como ocurre en Argentina desde 1949 cuando la instauró Juan Domingo Perón. ¿No tendría sentido que los alumnos adinerados paguen para becar a los que no tienen?

Respuesta. No todos los países tienen la misma realidad institucional, cultural, política y económica y, por lo tanto, el modelo no es totalmente transferible. En nuestro país el no arancelamiento, la matrícula gratuita, fue la política de Estado más positiva que tuvo la Argentina en los últimos 70 años. Para la dictadura o el peronismo pasó a ser un patrimonio nacional. A nadie, salvo algunos extremos, se le ocurre discutir que la gratuidad fue el principal motor de movilidad ascendente. El problema es que se está desvirtuando la forma en la que se están pagando los impuestos y, a veces, no son los que más tienen los que más pagan. Hay que cambiar el sistema impositivo, pero no el de financiamiento que es un motor importante para que las clases sociales menos protegidas puedan llegar a la universidad en un país con altos índices de pobreza [que alcanza al 40% de la población según el Instituto Nacional de Estadística y Censos]. El 45% de nuestros estudiantes siguen siendo la primera generación universitaria de la familia y pueden llegar a estudiar gracias al no arancelamiento.

P. Sorprende que tampoco abonan matrícula de grado (sí los posgrados) los extranjeros, cuando un extracomunitario en España la paga entera, mientras un español no becado abona en torno al 20% del coste de los estudios, del resto se encarga el Estado.

R. Somos un país, lo dice nuestra historia, que buscamos inmigrantes y nuestra Constitución marca que cualquiera que habita en nuestro país tiene los mismos derechos de alguien que haya nacido fuera. Eso lo respetamos como corresponde, va más allá del sistema universitario. Hemos hecho estudios –nos los pidió en Gobierno de la ciudad de Buenos Aires– con respecto al impacto económico y es totalmente positivo. En 2019 vinieron a la UBA y otras universidades de la ciudad 92.000 estudiantes extranjeros, que realizaron un gasto que representa el 0,92% del PIB, 600 millones de dólares [527 millones de euros, unos 5.700 euros por alumno]. En la UBA tenemos la mitad de esos estudiantes. Si nos diesen esos millones, eso es mucho más de lo que tenemos de presupuesto general. Además, cuando en un aula hay gente de diferente procedencia el acervo cultural es enorme, un activo intangible totalmente positivo para la formación.

Los primeros intercambios de la UBA con Francia son de 1920, cuando ni se hablaba de intercambio de estudiantes

P. En Francia la comunidad de estudiantes latinoamericanos es enorme. ¿España está haciendo las cosas mal para no atraerlos?

R. Eso me excede. Argentina con Francia tiene una relación histórica comparable con la de Italia y España. Muy fuerte, cultural, académica y científicamente. Los primeros intercambios de la UBA con Francia son de 1920, cuando ni se hablaba de intercambio de estudiantes. Hay muchos docentes argentinos en los tres países, lo que facilita este intercambio. De todos modos, nos sentimos muy cómodos en la relación con las universidades españolas.

Hay que buscar fuentes de financiación en organismos de cooperación de otros países

P. ¿Qué trató con el presidente de Francia?

R. Estuvimos hablando de nuestro programa UBA-Europa que tiene varios objetivos coincidentes con los de Macron de cara a 2030. Medioambientales: sobre la preservación de bosques, los océanos, sobre todo el Atlántico Sur, la Antártida… De temas de salud, como sistemas de detección y manejo de futuras pandemias, del desarrollo de vacunas… Y hablamos de la transformación tecnológica, de lo que tiene que ver con los satélites, la inteligencia artificial…

P. ¿La UBA está infrafinanciada? Las universidades españolas aún no han vuelto a los presupuestos de 2009.

R. El financiamiento estatal, de acuerdo a la situación económica, cubre lo que pueda cubrir. Por eso hay que abrir alternativas buscando para proyectos estratégicos fuentes de financiación en organismos de cooperación de otros países. Hay proyectos financiados por la Unión Europea que buscan potenciar las relaciones en redes y tratamos de asociarnos.

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