El reivindicativo regreso de Sweet California: “Queremos quemar nuestro pasado y empezar de nuevo”

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Sonia Gómez, Alba Reig y Tami Nsue, las componentes del grupo Sweet California, se acercan ya a la treintena pero en la terraza del hotel de Madrid en el que se desarrolla esta entrevista, una niña tira de la mano de su madre hasta que consigue acercarse al trío y poder hacerse una fotografía con ellas. El éxito que consiguió esta girl band cuando surgió en 2013 vino de la mano de ese público adolescente que las aupó pero que también condicionó su evolución musical porque salirse del carril era un riesgo que su discográfica no quería correr. Ahora vuelven con nuevo sencillo, Whisper, y un vídeo en el que las veinteañeras de coloridas cabelleras se han transformado en mujeres de rompe y rasga que escenifican en forma de metáfora lo que han vivido en estos años: “De alguna forma mostramos que queremos quemar nuestro pasado y empezar de nuevo”, explica Tami mientras sus compañeras asienten.

En ese pasado inmediato queda el retrato de un grupo que nació con imagen blanca, alianzas juveniles y registros pop. Una creación a la medida, que surgió de la mano de su antiguo representante y de la discográfica Warner, y con el que las tres integrantes originales del grupo —Sonia, Alba y Rocío Cabrera, que fue sustituida años más tarde, cuando abandonó el grupo, por Tami— estuvieron de acuerdo. “Empezamos siendo muy jóvenes”, explica Sonia, “cada una veníamos de una ciudad, todas amábamos la música… Lo que nos propusieron nos pareció bien”. Alba continúa el discurso: “Nuestro papel era muy real en sus inicios, nos encantaba: una girl band dirigida a un público juvenil e infantil, pop, muchas canciones en inglés, una estética internacional… Estaba muy bien entonces, pero el grupo fue creciendo y quisimos dejar de hacer cosas demasiado orientadas a ese mundo, la imagen, el tipo de entrevistas, alianzas con según que marcas o productos. No nos íbamos sintiendo cómodas”. Sonia vuelve a intervenir: “Pasaba incluso cuando proponíamos una canción y te contestaban: ‘Esto no porque estáis hablando de sexo’. Y ¿qué pasa por eso? Tengo 30 años, obviamente tengo sexo, si no lo tuviera sería raro”. Tami remata el debate: “El problema es madurar, evolucionar y no poderte mostrar a la gente como eres”.

Ahora, tras el tiempo de reflexión que les permitió la pandemia y los conflictos legales resueltos con los equipos que dirigían antes sus carreras, creen que es el momento de crecer, evolucionar y enfocar su música, y sobre todo lo que ocurre detrás de ella, a un camino más coherente con su forma de ser y pensar. Alba Reig lo explica: “Cuando hablamos de los problemas que hemos tenido no nos referimos a nuestro público si no a lo que ocurren dentro de la música”. Alba, por ejemplo siempre se ha sentido cómoda en su esfera privada respecto a su homosexualidad y muestra en sus redes la relación sentimental que mantiene con la también cantante María Peláe, pero ese aspecto de su vida estaba vetado en las entrevistas promocionales del grupo. Tuvo que esquivar demasiadas veces preguntas sobre qué tipo de chicos le gustaban porque eso es lo que se esperaba de un grupo que hacía furor entre las adolescentes, mayoritariamente femeninas, que a juicio de la industria no debían recibir mensajes sobre la diversidad sexual de las componentes del grupo musical al que admiraban.

“Yo en concreto”, explica Alba, “ahora puedo hablar libremente de mi orientación sexual y eso para mí es importante. Acepté lo que me ofrecieron entonces, pero te vas cansando de argumentos del tipo ‘podemos tener problemas a la hora de la contratación porque no todo el mundo lo entiende’. Las cosas han cambiado mucho en estos años, pero aún queda mucho camino por recorrer en este sentido”. También de una forma inconsciente se han ido dando cuenta del machismo que aún se mantiene en la industria musical. “Nos han dicho literalmente: ‘Tú dedícate a cantar y ya”, cuenta Tami mientras sus dos compañeras asienten y sonríen.

De izquierda a derecha Alba Reig, Tami Nsue y Sonia Gómez, componentes del grupo Sweet California en Picalagartos, la azotea del hotel NH Gran Vía, durante la entrevista.
De izquierda a derecha Alba Reig, Tami Nsue y Sonia Gómez, componentes del grupo Sweet California en Picalagartos, la azotea del hotel NH Gran Vía, durante la entrevista.Luis Sevillano

“Ahora con nuestro nuevo equipo trabajamos de otra manera”, detalla Sonia, que conserva su característica melena con mechas de color azul pero ya muestra la madurez en su rostro y en sus palabras. “Antes todas las canciones pasaban un filtro”, continúa, “de 300 nos podían llegar cinco, y nos hemos dado cuenta de que ese filtro era mayoritariamente masculino. En el proceso de búsqueda de temas para el nuevo álbum que saldrá en otoño, nos llegaron los 300 temas y, después, nos dimos cuenta de que el 90% de los seleccionados son de mujeres, productoras y compositoras mujeres, algo que no ocurría antes. Y puedo asegurar que no fue intencionado, pero los buenos temas lo son en cualquier lugar y circunstancia”.

Siguen siendo Sweet California. Pero son otras. Siguen siendo esas tres jóvenes que desde su infancia en Madrid, Alicante y Sevilla se veían siendo cantantes y subidas a un escenario. Sonia sigue llevando minifalda y el pelo azul, Alba continúa apostando por el rosa, Tami ha dejado la melena anaranjada olvidada y cree amortizadas esas primeras negativas a que una mujer negra formara parte del grupo. La energía y alegría de Sonia, las tablas y la exigencia de Tami y la creatividad y estrategia de Alba regresan renovadas. Whisper, su nuevo tema, habla de ello. Ahora las tres componentes de Sweet California confían en su nuevo equipo, pero sobre todo en un público del que de momento solo reciben enhorabuenas y les ha mostrado su apoyo con más de dos millones de visualizaciones de su nuevo vídeo.

Consultada la discográfica Warner sobre el tiempo que Sweet California perteneció a su sello, un portavoz ha manifestado que “la política es no hacer declaraciones sobre ningún tema que tenga que ver con la compañía”.


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