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El rey de las alturas que enamoró en Bilbao

Se termina su enorme trayectoria. Deseaba el cielo, hacerse con la guinda a una carrera de excepción con el triunfo en la final de Copa, pero un mal bicho la ha retrasado. Aritz Aduriz ha decidido colgar las botas, esas con las que deleitó a la parroquia rojiblanca y con las que se impulsó para ser el rey de las alturas, para ser el mejor artillero del Athletic en el siglo XXI, con 172 dianas.



Es el sexto en el escalafón histórico del club, en cuya cúspide se sitúa el eterno Zarra, con 335. Luego le siguen Bata (208), Dani (199), Gorostiza (196) e Iraragorri (179). En el haber del donostiarra descolla, por ejemplo, los cinco goles al Genk en la Europa League, destaca cómo martirizó al B
arça con su hat-trick en el partido de ida de la Supercopa. En la vuelta también firmó una firma más para consolidar el título.

¡Qué golazos!

Queda también para el recuerdo aquel fantástico gol al Olympique de Marsella desde muy larga distancia, otro al Real Madrid con un golazo extraordinario de cabeza a pase de Rico que batió a Casillas… Y por supuesto, su espectacular tijera para anotar en el último minuto al Barça en el partido de estreno de la presente temporada.

Los momentos de Aduriz ha sido brillantes, especialmente a partir de los 30 años, limite a partir del cual explotó todavía más, ofreciendo unas prestaciones fantásticas que le llevaron a la adoración de un San Mamés entregado, sobre todo cuando el ‘speaker’ decía su nombre tras uno de sus goles.


Debut con Heynckes

A aquel chaval fichado del Antiguoko en 1998, le costó hacerse un hueco en el primer equipo, pero cuando lo consiguió lo hizo de modo brillante. Aurrera de Vitoria y Bilbao Athletic ya vieron sus cualidades aún por explotar. Heynckes vio algo especial en aquel rematador de muelles NBA en las piernas y lo hizo debutar ante el Barça en septiembre de 2002.

Peregrinar para crecer

Después tocó peregrinar. Dejó Lezama para irse a Burgos a modelar un futbolista de idolatría en Pucela. Volvió al redil rojiblanco en el mercado de invierno de la 2005-06 para ayudar a sacarle de los puestos de riesgo y posteriormente fue traspasado al Mallorca en 2008, donde también triunfó. Le fichó el Valencia. Tras dos campañas de postín, otro regreso a la casa del padre. Tercera etapa y Bielsa como entrenador.


Ocho campañas suyas últimas que han dejado una huella indeleble a la que le ha faltado lo que podía haber sido una guinda copera. Cosas del destino.


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