El Rey recibe en la base de Torrejón a los 26 ‘últimos de Afganistán’

El rey Felipe VI saluda a los soldados recién llegados de Afganistán, en presencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (a la derecha), este jueves en la base aérea de Torrejón.
El rey Felipe VI saluda a los soldados recién llegados de Afganistán, en presencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (a la derecha), este jueves en la base aérea de Torrejón.JuanJo Martín / EFE

El Rey, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, la ministra de Defensa, Margarita Robles, y el jefe de la cúpula militar, almirante general Teodoro López Calderón, han recibido este jueves en la base aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid) a las últimas tropas españolas desplegadas en Afganistán, poniendo fin a una misión que ha durado 19 años, 3 meses y 20 días.

Felipe VI ha saludado uno a uno a pie de escalerilla a los últimos de Afganistán (24 militares y dos intérpretes) que han aterrizado a las 18.20 horas a bordo de un avión de transporte A400M del Ejército del Aire. El coronel Alfonso Álvarez Planelles, jefe del contingente, le ha entregado la última bandera española que ondeó en Afganistán, arriada el miércoles en la base Hamid Karzai, en el aeropuerto internacional de Kabul, para que se deposite en el Museo del Ejército.

Tras el coronel han bajado los restantes miembros del contingente: el teniente coronel Pablo Paniagua, 14 instructores de Operaciones Especiales que daban entrenamiento, asesoramiento y asistencia a sus homólogos afganos; y los ocho miembros del Elemento Nacional de Apoyo (NSI), así como los dos intérpretes. Todos ellos han pasado más de seis meses en Afganistán.

“Misión cumplida, señor”, le ha dicho al Rey, a modo de novedades, el comandante del Mando de Operaciones, el teniente general Francisco Braco. “Una vez más las Fuerzas Armadas han estado a la altura de lo que se les ha exigido”, ha subrayado, aunque han pagado “un alto tributo por ello”.

La misión en Afganistán ha sido la que más vidas ha costado al Ejército español en tiempos de paz. En concreto, las de 97 militares, tres guardias civiles y dos intérpretes, sin contar a los dos GEO que murieron en el asalto a la Embajada de España en Kabul. La mayor parte de los fallecidos se produjeron en el accidente del avión Yak-42, en mayo de 2003, con 62 víctimas mortales; y el del helicóptero Cougar en agosto de 2005, con 17, pero también cayeron 14 militares en ataques de la insurgencia, la mayoría con artefactos explosivos improvisados (IED).

Por su parte, la ministra de Defensa, Margarita Robles, ha agradecido su trabajo “por la paz y la seguridad” a los más de 27.100 soldados españoles que han pasado por Afganistán y ha pedido perdón a las familias de los fallecidos “si alguna no se ha sentido suficientemente apoyada y acompañada”, en alusión a las víctimas del Yakovlev. Tras mostrar su “profundo orgullo” por la tarea realizada, ha reiterado que “España tiene una deuda de gratitud” con los militares y se ha comprometido a que “no se olvide su sacrificio”.

El acto, celebrado en la plaza Sabre de la base aérea, donde se han colocado vehículos utilizados por las Fuerzas Armadas en Afganistán (un helicóptero Chinook y otro Superpuma, un blindado RG-31 y un Lince o un avión C-295) y han desfilado miembros de todas las unidades que han participado en la misión, ha concluido con un homenaje a los caídos. Tras depositar el Rey una corona al pie del monumento, un caza F-18 lo ha sobrevolado a baja altura. Han asistido, entre otros, los encargados de Negocios de las Embajadas de Estados Unidos y Afganistán en España.

Concluida la ceremonia, el Rey se ha acercado a saludar a varias decenas de familiares que habían acudido a la base aérea a recibir a los militares recién llegados de Afganistán. Ha sido entonces cuando ha cedido el protocolo y han podido finalmente abrazar a sus seres queridos.

Uno de los militares españoles llegados de Afganistán abraza a un niño que ha acudido a recibirlo en la base de Torrejón de Ardoz,
Uno de los militares españoles llegados de Afganistán abraza a un niño que ha acudido a recibirlo en la base de Torrejón de Ardoz, JuanJo Martín / EFE

El alto el fuego de tres días, decretado con motivo del fin del Ramadán, ha dado tranquilidad al regreso de las tropas españolas, tras una escalada de atentados brutales, como el que mató el pasado sábado a 85 personas en Kabul, en su mayoría niñas de una escuela de secundaria.

El temor ahora es que el Gobierno de Kabul, pese a los ingentes recursos gastados en estas dos décadas para apuntalar su poder, sea incapaz de mantener el control del país tras la salida de la OTAN, como ocurrió en los años ochenta tras la retirada soviética con el régimen de Mohammad Najibulá, y que se desencadene una guerra civil o una toma del poder por parte de los talibanes, con el consiguiente retroceso en la igualdad de la mujer y, en general, el respeto a los derechos humanos.

España llegó a tener más de 1.500 soldados desplegados, pero el contingente se fue reduciendo progresivamente y la participación española en la operación Resolute Support de la OTAN se redujo primero a 65 militares y luego a solo 24 después de que, como consecuencia de la covid-19, se retirase a todo el personal no esencial.

Además de la misión más costosa en vidas, también lo ha sido económicamente, con unos 3.500 millones de euros, aunque su presupuesto ha ido bajando a medida que lo hacía la presencia de tropas pasando de más de 430 millones en 2013 a solo 8.017.000 euros el año pasado.

La decisión del presidente de EE UU, Joe Biden, de retirar a sus 2.500 soldados de Afganistán antes del 11 de septiembre —cuatro meses después de lo previsto por su antecesor, Donald Trump—, cuando se cumple el 20.º aniversario del ataque a las Torres Gemelas, ha desencadenado la salida de los 7.000 militares de la OTAN. La retirada se inició a primeros de mayo y España no es el primer país en sacar a todas sus tropas, primero lo hizo Grecia.

Los primeros 350 militares españoles llegaron a Kabul el 24 de enero de 2002, cuatro meses después de que Al Qaeda lanzara sus ataques contra Washington y Nueva York, en el marco de la operación ISAF (Fuerza Internacional de Asistencia a Afganistán). En 2005, ya bajo mando de la OTAN, España se hizo cargo de la base de Herat y del PRT (Equipo de Reconstrucción Provincial) de Qala-i-Now, al oeste del país. El repliegue del grueso de las tropas se produjo en otoño de 2015, tras transferir España a las autoridades afganas la seguridad de la provincia de Badghís y la base Ruy González de Clavijo. El 31 de diciembre de 2014 concluyó la operación ISAF y fue sustituida por Resolute Support, mucho más reducida.


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